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Un visitante inesperado…

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Este año hay alguien especial en el nacimiento; mi pequeño sabio… 🙂

«Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: «¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!», lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!.»
El Principito

Mi principito os desea que este año os paréis a oler las flores y a contemplar las estrellas.
Namasté.

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Amber-es

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Si de Bélgica solo visita Bruselas, posiblemente se lleve una imagen del país muy distinta a quienes se dejan llevar por el encanto de las ciudades menores y pequeñas poblaciones. Ya tuve el gusto de explorar brevemente Gante y Brujas en mi última exploración belga en Mayo, y esta vez disfruté mucho del día escaso que pasé en Amberes.

Es una ciudad con encanto y mucho ambiente en las zonas de compras; una zona histórica embriagadora, la fascinante estación de tren con más de un siglo de historia, calles elegantes llenas de tiendas chic y agradables paseos. Esta vez me sorprendió su elegancia y me quedé con ganas de más. Salir a cenar, ir de compras y perderse por esas calles históricas es un plan para la próxima visita sin duda.

Todo aderezado con el perenne aroma a gofres que invade las calles comerciales y el encanto otoñal que disfruta de sus últimos días de reinado antes de la llegada de la navidad, y con ella el frío invierno.

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Bruselas

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Bruselas no me gustaba, después de habernos conocido el pasado mes de mayo, en otra visita de trabajo. Es bastante representativo que solo he hecho 3 fotos en 3 dias de estancia. No me encandila como otros lugares y al contrario, tiene muchas cosas que me echan atrás. Es ante todo una ciudad de contrastes.

En la zona centro, a escasos metros de la Grand Place, zona más historica y representativa de la ciudad, hay borrachos gritando y hablando solos, gente tirada en las calles y en los metros. Malos olores, dejadez y un escaso desarrollo turistico. La elegancia y el glamour se desplaza a otra zona de la ciudad, en crecimiento, que recuerda en ocasiones a un pequeño París. Se trata de la zona de Louise o el area de la UE. Se potencian los lugares que más pisan los mandatarios y se descuidan las zonas históricas.

A solo 2 paradas del metro del centro se encuentran zonas plagadas de mal ambiente, bandas extranjeras y bastante abandono. Llama la atención que junto a una de las principales estaciones de tren te de inseguridad caminar por la calle. La primera vez me encontre por sorpresa en esta zona, que desconocía, y ha sido la unica vez que me he sentido insegura en alguno de mis viajes laborales. Llamaba la atención verme con mi traje y mi maletín, caminando rápido e intentando pasar desapercibida.

En este viaje he podido descubrir esas otras zonas más elegantes, más cuidades y arquitectónicamente atractivas. Quizá ahora sí podría recomendar pasar más de un día en Bruselas. Lo que sí podría recomendar a la ciudad es una planificación turística en condiciones, pues entre tanta comisión europea, organismos, congresos y reuniones, se olvidan de impulsar un patrimonio, museos y desarrollo de las zonas históricas. Bruselas es mucho más que el famoso Meneken Pis o el Atomium, pero hay que saber mirar para descubrirla.

Gofres, chocolate, cosmopolitismo, descuido, corbatas, nieblas matinales que no se despejan, comida étnica, arquitectura, metros, tranvías.
Es mi resumen de estos días. Mañana una nueva cita con la ciudad, cena de despedida y…. Estonosepara….
bruselas
Y de metro en metro no puedo dejar de canturrear…

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Too many ways

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Desaparecida ando desde hace unos días gracias a Telefónica, que nos tiene abandonados y no nos cambia la línea. Regresé de mis viajes para zambullirme en una mudanza. Ahora, vuelvo feliz y contenta a mi casa nueva, con ganas de que llegue el fin de semana para terminar con las cajas que pueblan los rincones.

La casa nueva es calentita, perfecta para este otoño. Veo desde el sofá árboles y la luz del sol jugando con ellos durante todo el día. A veces se enfada el sol y se refugia entre nubes, pero pronto se reconcilian y alegremente juegan al escondite. La casa nueva invita a la fantasía; se exponen las paredes dispuestas a dejarse engalanar. Mis hadas, el sol de la pared y el Principito golpean las cajas para que les deje salir. He tenido que dejarles algo de chocolate para que aguanten hasta el fin de semana. Ayer saqué de mi caja los tulipanes de madera… ya parece mi-nuestro hogar.

Me gustan mis cosas, encariñarme con ellas, y me gusta desprenderme, aunque cueste. Dejar caer pétalos hasta que salgan los nuevos. Siento que voy más ligera cuanto menos tengo. Quizá los retazos del pasado dejan más sitio al placer del presente.

Y en el presente hay tantas maneras de perderse, de encontrarse… o simplemente de sentarse y estar… (estando)…

….mmmmm…. swirling in the air…. shifting as I stare…


«…too many days
to find too many ways
to get lost
or get found
or just stay here sitting round

I hide my head between my arms
and see all things flying by
swirling in the air
shifting as I stare…»

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Copenhague

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De nuevo el trabajo me ha traido a Escandinavia, lugar donde siempre me quedan mas y mas ganas de volver. Parece que cuanto más subo, más encuentro el norte… 😉

Hoy me he reconciliado con Copenhague. Ayer empezamos muy bien, con un bonito cielo rosa por la mañana. Y después, el cielo se enfurruñó (ya se sabe por aqui que es algo caprichoso), comenzó a llover, a hacer frío…. y yo no podía ver mucho más allá de mi sombrero de lluvia (para qué paraguas! soy una gallega valiente!). Terminé mi jornada laboral solo con ganas de retirarme a mis aposentos.

Hoy sin embargo, el día se mantuvo un poco tonto, chispeando a veces, frío, como no, pero no ventoso. Así se llevaba mejor… Pude mirar al cielo y echarle piropos. Descubrir parques escondidos, con colores de otoño, pequeños lagos…. Encontré un puerto maravilloso entre las brumas de la mañana. Veleros que podrían contar mil historias, casas de colores, pescadores… Casi llegaba el aroma a vida y a mar que se respiraba en el pasado. Hoy las terrazas dominan esas mismas calles donde se repartía el pescado; hoy los daneses cuidan con mimo cada rincon de su preciosa ciudad.

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Llegó el premio al trabajo, al optimismo, a la alegría, a las canciones que me canto por la calle. Salió el sol para mí y solo para mí. Claro que los daneses no sabían todo el poder que ejerzo sobre la ciudad…. Mejor que no lo sepan. La gente estaba más contenta. Las bicis con carritos llevando 3 o 4 niños dentro trotaban alegremente, trafico de bicis mayor que de coches. Divina sostenibilidad. ¡Cuanto por aprender!

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Y pensar que el día empezó así…
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Y si amanece por fin…

Cuando una madruga para trabajar temprano, a veces se encuentra estas recompensas…
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Amsterdam. Oct.2010.

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Amsterdam es canalla y natural. Descarada, repleta de olores: dulces, marihuana, lluvia, hojas de otoño, agua. Amsterdam es compartido y abrazado. Redescubierto, re-encontrado. Y yo en esos pies helados. En la glotonería, en el sol, en el granizo, en los mapas, en los tulipanes, en los estereotipos.

Amsterdam es joven, llena de tatuajes, música, perfumada de pecados, enraizada en la historia, envuelta en arte y cultura.

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Amsterdam es ver la vida sobre dos ruedas, sintiendo la brisa en la cara, la vida en los labios, la noche en el sexo.
Luces rojas, infinitos canales, prisas, rudeza, colores, encanto perenne.
Me encanta.

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Mirada de otoño

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Creo que si mis ojos fueran una estación, serían sin duda el otoño…

El otoño siempre me ha generado melancolía.Volver a las obligaciones, ver marchitarse el verano, sentir frío,… Sin embargo, cambia la mirada cuando el otoño dibuja en colores, satisfecho, tras la plenitud del verano. Recuerdo una excursion que hice con mis padres hace ya algunos años, ni ellos ni yo se habían divorciado. La llevo dentro con cariño porque hicimos juntos un viaje breve en el que todo fue fantástico. Recorrimos el Parque Natural de los Ancares, en Lugo, una zona impresionante y maravillosa. Toooodas las montañas estaban repletas de colores: verdes, amarillos, rojos vivos, naranjas, marrones. Un mosaico de belleza que adquiría aún más esplendor con los rayos del sol.

En aquel viaje llovía y hacía frio. Tomamos caldo galego en una palloza y de manera mágica apareción una banda de gaitas que estaba ensayando para una cena que habría despues. Cogimos en aquel viaje unos 20 kilos de castañas deliciosas, mientras llovía; ibas viendo una y otra, entre las hojas secas, y no podías parar de recogerlas. Compartimos mucho en aquel viaje: buena comida gallega (nunca falta), momentos de complicidad y magia, naturaleza, cercanía y tranquilidad. Quizá fue un día y medio, pero yo no olvidaré nunca. Da igual lo que vino después, las separaciones y las tristezas, yo me quedo con aquellos momentos, esa vista sobre las montañas gallegas pintadas de colores.

¿Y a qué viene esto? Pues simplemente os iba a hablar del maravilloso otoño de Oslo y se me ocurrió que no es maravilloso por ser noruego, sino por ser otoño. Y el otoño nos envuelve y nos mece a todos los de este lado del mundo; nos susurra palabras tranquilizadoras mientras llegan los fríos, nos va quitando las hojas poco a poco… despacito… para no hacer daño. Hasta quedarnos desnudos y temblones, limpios, para volver a renacer con las hojas verdes.

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Otoño de la cabeza a los pies. Desde los pies, hasta el alma… 😉

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Otoño en Estocolmo

Mientras España recibe al otoño por la puerta grande,yo me encuentro con un dulce frío otoñal en esta ciudad tan joven y dinámica. Me han cautivado las zonas próximas al mar, isletas, barcos atracados, árboles empapados de otoño y muchas ganas de explorar. El cansancio y las obligaciones me mantienen un tanto cautiva pero mañana será otro día en el que seguramente me encontraré nuevas miradas de Estocolmo. A continuación lo mejor de hoy. 🙂 Mañana más!
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Mapas y maletas: Estocolmo

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Este trajín laboral que llevo de manera casi constante, hace que me ausente injustificadamente de mis brumas, muchas veces acumulando cosas que contar y posts que se evaporan. Quizá por querer escribir de una manera más global, resumiendo viajes, o elaborando posts sobre mi manera de ver la vida, a veces no cuento con el tiempo o los recursos necesarios para mantener el blog tan vivo como quiero.

Así que he tomado la determinación de escribir quizá de una manera más fugaz, más estilo cuaderno de bitácora cuando esté de viaje. A estos posts los catalogaré por Mapas y Maletas, que es realmente como resumo estas vivencias laborales, recorriendo ciudades europeas y descubriéndome en ellas.

Empezamos. En esta segunda temporada de viajes, voy sola. Antes del viaje siento una mezcla de incertidumbre y desasosiego, una cierta pereza por alejarme de mi nido. Al fin y al cabo, la tranquilidad y seguridad es lo que más reconforta a una parte de mi, a la niña creo. Mientras que los retos y el autodescubrimiento, motiva y empuja a a mi parte más aventurera.

Hoy he volado a Oslo y después a Estocolmo. Me ha maravillado contemplar desde el aire la silueta de Dinamarca, sobrevolar Noruega y descubrir unos bosques tupidos de abetos inmensos y árboles, lagos esculpidos entre valles y montes. Intensas brumas envolvian Oslo en una lluvia fría de otoño, contrastando con un Estocolmo mucho más amigable y despejado que me recibió con un suave y precioso atardecer (foto aerea).

Y entre trajín, problemas que se presentan, y yo me descubro en ellos mucho mas serena, aún nerviosa por los contratiempos, pero al fin y al cabo comedida, sujetando las riendas de las emociones, dando a la niña una piruleta para que se tranquilice.

Viajar sola tiene cosas buenas y cosas malas, por supuesto. No tengo con quien cenar o salir a tomar algo, pero yo misma organizo mi trabajo a mi manera, elijo los lugares en los que más me apetece cenar, me llevo de paseo y me rio y hablo a mi misma de las cosas que me llaman la atención. Ya me voy conociendo y se lo que me gusta, ventajas tendría que tener eso no? No compromisos, solo yo con mis circunstancias. Creo que ya me voy llevando mejor conmigo, aunque a veces tenga mis peleas, seguidas de reconciliaciones, como las de los amantes apasionados. Quizá consiga amarme algún dia como puedo llegar a amar a los demás. Parece un sueño pero… ¿por qué no? Por intentarlo no será…

Mientras tanto, encontrando(me) más el norte que nunca, deseo fervientemente encontrarme en mi cama con mi nuevo libro,regalito motivador para este viaje que estoy devorando y disfrutando, «Los ojos amarillos de los cocodrilos». Algún trocito tengo ya marcado… a ver si puedo traerlo estos días!

Dulce semana, navegantes.
Namasté.