En Abril, Olivia tuvo la fortuna de batir sus propios records personales. Juntas volvimos al norte de Noruega, y buscando nuestro norte, llegamos mucho más arriba de lo que nos hubiéramos imaginado, hasta Svalbard, en pleno ártico.
Allí ambas encontramos la paz de un desierto blanco y helado, donde la belleza es mayúscula como el frío que corta los labios no acostumbrados.
Como adelanto de mis fotos allí, os dejo a Olivia en sus mejores momentos:
Aterrizando en Svalbard:
Con las casas de colores de Spitsbergen:
En Svalbard, con peligro de osos polares.
En Tromso.
En los fiordos, practicando turismo activo en Sognefjord:
¡Parece mentira! Antes de marcharme de nuevo de viaje (que ya os contaré) preparé las fotos de mi maravillosa escapada a la Ribeira Sacra Ourensana, con la (ingenua) esperanza de encontrar un ratito en mi viaje de trabajo para preparar el post. Como lo más laborioso son las fotos, y eso lo tenia preparado, pues ya buscaría un ratito para montarlo mientras viajaba. Bien, no fue posible. No me gusta estar tan inactiva en el blog (casi dos semanas sin actualizar!), pero como dicen en la terriña «eche o que hai!» y no he podido hacer más. *^.^*
La Ribeira Sacra es una zona impresionante y quiza la zona turistica de Galicia con más diversidad de recursos diferentes en un radio próximo: termas y balnearios, viñedos, senderismo, monasterios, ciudades con encanto, vida nocturna, gastronomía, actividades, rutas en barco. Incluso posibilidades de dar un salto al norte de Portugal!Esta situada en las provincias de Lugo y Ourense. Nosotros conocimos la zona ourensana pero hay mucho más por descubrir si abarcas la zona completa.
Perfectamente se puede estar dos semanas en una casa rural de la zona sin aburrirse lo más mínimo y con actividades muy variadas cada día. También se puede encontrar un ratito para uno mismo y simplemente disfrutar despacio de los paisajes, descansar y dejarse llevar, sin necesariamente colmarse de actividades.
Galicia es mágica, no lo digo yo, lo saben quienes la exploran. No es una tierra completamente abierta, hay que conocerla adentrándose lentamente, sumergiéndose dentro de su gente y sus lugares. Lo que os dejo aquí es una pequeña muestra de los 3 días y medio que pudimos perdernos en los caminos, los monasterios y los miradores de los cañones del río Sil.
(Click en cada imagen para ampliar)
Es difícil resumir en un post todo lo que vivimos hace ya casi un mes pero como me gusta hacer listados, aquií va lo mejorcito:
– Nuestra casa rural: Caserío A Castiñeira. Simplemente fantástico, a nivel humano y profesional. Manolo se asegurará de encontrar la mejor ruta y los mejores recursos acorde a tus gustos y preferencias; mientras que Carmen te conquista con su comida vegana.
– Monasterios. Los más mágicos, San Pedro de las Rocas y Sta Cristina de Ribas do Sil. El Monasterio de Oseira, ya saliendo de la zona, merece también un lugar de stacado. En funcionamiento y con una historia fantástica que refleja la lucha de los monjes por salir adelante junto con su capacidad de trabajo.
– Gastronomía. Maravillosos menús del día galegos por 8-10 euros. Comida casera, rica y abundante. Ñami!
– Animales. Con lo que a mí me gustan, pude visitar una quesería ecológica (A Touza Vella), la asociación de proteccion de Burritos ANDREA y disfrutar de vacas por todas partes. Veréis en una de las fotos a Trini, una oveja encantadora.
– Paisajes. Bosques de castaños centenarios, ruta de pasarelas de madera junto al río, cañones del río sil, los toxos y las flores campestres deslumbrando color, casas galegas tradicionales.
– Lugares con encanto. Sin duda Allariz merece una posición especial, lo disfrutamos tanto… Sus calles de piedra, casas perfectamente conservadas y habitadas, paraje junto al río, agradables cafés…. Una gozada! De Ourense también disfrutamos mucho, de sus tapas y vida nocturna, fantásticamente organizado y con un ambiente fabuloso. Estuvimos solo unas horas y nos dejamos mucho por ver, como sus termas! Algo para no perderse!
La Ribeira Sacra es un lugar del que te vas con ganas de volver, y pronto! Sin duda intentaremos que así sea! No digo más, las imágenes lo harán. 🙂
En estas vacaciones vivimos el momento dramático de no organizarnos bien Olivia y yo y no pudo acompañarme a Lanzarote. Por tanto, tenía que compensarla con un buen reportaje en Galicia y las imágenes hablan por si solas. Desde la Serra de Outes hasta los Ancares, Olivia lo pasó en grande (veréis que incluso tuvo que lidiar con un gato gigante!)
En imágenes sus mejores momentos. 🙂
Beeeeeeeesos de cabra.
Paso a paso… voy regresando a la realidad. Agitando las alas tras intensos revoloteos, desde los volcanes a los bosques repletos de meigas. Espejos en la playa y reflejos en los claros de unas fervenzas.
Experiencias en las que dibujarme y tanto por retratar y capturar en mi pequeña retina.
Voy viniendo, ando ordenado imágenes y sentires. Pero con una sonrisa.
Y Olivia está exhultante por contar todo lo vivido, y viajado! Buena semana, navegantes. 🙂
Ya os contaba Olivia todo lo que nos hemos traído en la maleta tras nuestro viaje a Amsterdam. Cámara en mano hemos recorrido las calles, guardándonos en el bolsillo los momentos más especiales, incluso aquellos que no fuimos capaces de capturar en imagen. Hoy os dejo con un trocito de lo que para mí significa la preciosa ciudad de los canales, eternamente joven y liberada, palpitando vida en cada esquina.
Bruselas fue uno de los primeros lugares que visité por trabajo hace un año y medio, el único en el que me sentí insegura recorriendo sus calles. Hay algo allí que no me gusta, quizá algo energético, la arrogancia francoparlante o el que se crean el corazón de Europa.
La semana pasada visité la ciudad por tercera vez, con dos nuevos incentivos. Uno: mi cámara de fotos nueva, dispuesta a ayudarme a conservar pequeños momentos y situaciones. Dos: mis ganas de encontrar la cara bonita de Bruselas.
Como balance final puedo decir, que sí, me gusta un poco más que antes. He visto más caras de la ciudad y hay muchas zonas que adornan con flores y poseen una arquitectura muy característica. Sin embargo, sigue presidiendo el ambiente una cierta tristeza empapada de desencanto. Un intento por gustar, que no lo consigue.
Bruselas tiene mucho potencial, aunque por el momento no enamora. Amberes sigue siendo la ciudad alegre de Bélgica, aquella a la que tienes ganas de volver, ir de compras, cenar o pasear. Turísticamente podrían hacer mucho más en Bruselas y por lo que he visto entre la primera y esta última visita, ya lo están haciendo, pero despacito.
Me quedo con los pequeños rincones, la arquitectura y el delicioso aroma a chocolate y gofres de las calles del centro. El chocolate belga es sin duda el que más me gusta y ese gofre empapado en ese manjar fue uno de los pecados más deliciosos que he cometido en las últimas semanas. 🙂
«…In New York,
Concrete jungle where dreams are made of,
Theres nothing you can’t do,
Now you’re in New York,
these streets will make you feel brand new,
Big lights will inspire you,
lets hear it for New York, New York, New York…»
New York nos estaba esperando desde hacía años y por fin llegó. A pesar de los momentos tensos a causa de la inesperada visita de Irene y tener que ajustar nuestros planes a sus caprichos, ya estoy deseando volver a recorrer las calles de NYC.
Para una persona amante del buen cine y las grandes series, pasear por Nueva York es sentirte por momentos protagonista de un film. No es solo la sobrecogedora arquitectura, ni los taxis, ni tantas imágenes mil veces vistas como los puestos de perritos, las alcantarillas echando vapor, los coches de policía y bomberos, las escenas de un deportista Central Park, el lujo y la miseria caminando de la mano. Son sus barrios, la fascinante mezcla cultural, la vida palpitante y la esencia de ciudad vibrante que te recorre.
En los más de 10 días de recorrido nos alojamos en Chinatown. Buscábamos algo auténtico y lo tuvimos. Nuestro barrio era un festival de olores y sonidos cada día, mercados expuestos todo el día, frutas exóticas y alimentos no identificables. Cada mañana desayunamos en nuestra panadería «el cisne blanco», un bollito chino, un café o unos fideos, mientras los abuelillos chinos charlaban en la mesa de al lado.
Los pies fueron nuestro vehículo, el metro un aliado y así recorrimos Manhattan de cabo a rabo, explorando desde los mercados de Chelsea hasta los parques más conocidos como el inmenso Central Park e innovadores como el High Line, que puebla de verdor una antigua vía de tren elevada y otorga otra perspectiva de la ciudad. Difícil relatar tantos días y quizá sea mejor describir los mejores momentos y lugares de nuestra aventura.
Lo mejor de NYC, para mí:
– La multiculturalidad y los barrios, desde el conmovedor sentido de comunidad de Harlem hasta el bullicioso Chinatown, pasando por un Chelsea liberal en tendencia, un vibrante East Village, y el fascinante Midtown con Times Square y la arquitectura a la cabeza.
– El viaje en Ferry de Staten Island. Contemplar la gran manzana de la mejor manera y gratis; llegar en el aniversario de Staten Island, con pequeño concierto incluido, niños bailando, indios, negros, blancos, armonía y afecto. En el ferry de vuelta un anochecer maravilloso, concierto improvisado en Battery Park y paz.
– Times Square. Es el momento más impresionante, cuando realmente dices: Estoy en NYC! Verlo en tantos momentos diferentes, echar un rato observando alrededor, intentando captar lo imposible en una imagen.
– La comida. Desde los perritos calientes de Crif Dogs, completamente «customizables»! La búsqueda de la hamburguesa perfecta (premio para Burger Joint, chiringuito cutre dentro de un hotel de lujo), los muffins deliciosos de Magnolia Bakery, la barbacoa más americana y auténtica de Virgil’s BBQ, el delicioso sandwich cubano y la mazorca de maíz de Café Habana, la famosa pizza de Grimaldi’s por la que esperamos una hora bien merecida; o la que fue nuestra cena de aniversario, un buffet de marisco y sushi fabuloso, Ichi Umi. Los smoothies de Jamba Juice y las bebidas extrañas y combinados energéticos que encontramos!
Los Barrios
– Subir al Empire State. Lo hicimos casi al final del viaje y fue fantástico identificar todos los lugares que habíamos recorrido. A pesar de eso, recomiendo subir al principio del viaje, si el tiempo es bueno, claro. Allí arriba sientes NY en toda su esencia! Eso sí, en las películas nunca se ven colas ni otras cosas poco románticas… 🙂
– Encontrar ardillas en los parques.
– No poder dejar de hacer fotos y disfrutarlo tanto.
– El Museo de Historia Natural. Maravilloso y repleto de aprendizajes.
– Arquitectura. Mis favoritos son el Flatiron Building, Chrysler Building, la Biblioteca y la Estación Central, junto con otro edificio que me encanta y aun no he identificado. Una delicia todos ellos.
– Personas. Esa diversidad de personas que nos cruzamos en el metro, a quienes observamos en sus barrios. Historias que brillan en la melancolía de unos ojos perdidos en el vacío, niños que juegan en su inocencia, naturalidad, humanidad… Todo eso que me hace adorar viajar.
– Tiendas. NY es un paraiso para las compras, bien de tecnología, moda, cosas frikis…. Lo más, la tienda de foto y vídeo B&H, donde me hice el auto-regalo por excelencia del viaje, mi cámara nueva que me ayudó a capturar un poquito mejor lo que vi de lo que hubiera hecho mi compacta. Otras tiendas recomendables son la tienda de HBO (productora de series como True Blood, Juego de Tronos o los Soprano), la glamourosa Victoria’s Secret o la tienda Converse de Tribeca (donde puedes diseñar tus propias zapatillas). El tema shopping quedó pendiente para otro viaje, ya gasté el presupuesto en la cámara! 🙂
– Espectáculos. Como no, asistimos a un musical en Broadway, Hair, todo un clásico que nos gustó mucho. También fuimos en Harlem a un show en el teatro Apollo, un lugar palpitante de historia, donde Michael Jackson actuó en sus comienzos así como muchos otros grandes de la música negra.
Mosaicos de NYC – Click en cada imagen para agrandar
Nueva York ha sido toda una aventura. Posiblemente haya alguna entrega más sobre sus gentes y sus rincones; sin embargo es imposible transmitir todo lo que nos hemos traído en la maleta. Esos momentos previos a Irene, buscando provisiones por si se inundaba nuestro barrio, la espera… Terminar el último libro de Harry Potter mientras la lluvia comenzaba a poblar las calles. Compartir tantos momentos sencillos con alguien especial y encontrarme disfrutando de cada paso, dejando que la ilusión dominase los días. Hubo momentos de nubes, de lluvia y cansancio; momentos también necesarios en tantos días, que nos ayudan a valorar y disfrutar los mejores instantes.
Cada uno tiene su propia New York y a mí la mía me encanta. 🙂
Namasté, queridos navegantes, espero que os gusten las imágenes.
(Ha sido difícil seleccionar entre 845!)
Ya hemos vuelto, con huracán y terromotos incluidos ha parecido más un viaje de aventura que un City trip!
Mientras ordeno mi retorno y pienso cómo os voy a contar todo lo vivido en estas semanas, será Olivia la que os adelante sus experiencias. Como nosotros, ella lo ha pasado de fábula. Durmiendo en mi bolso, pegando brincos cada vez que la sacaba y preguntándolo absolutamente todo. Cuando mejor se lo pasó fue en el ferry a Staten Island, dejando sus pelos al viento, cuando subimos al Empire State y, como ya conocía la ciudad, me contaba cuales eran sus edificios favoritos, los lugares donde había paseado… Y se subía al alfeizar con esas seguridad de las cabras, sin miedo de estar a más de 300 mts de altura!
Disfrutó muchísimo de Central Park, camufládose entre los deportistas y comiendo de la rica hierba verde para merendar. Como premio se devoró un Muffin de chocolate, que ella es muy dulcera y al ser vegetariana, se privó de las hamburguesas y guarrerías que comimos nosotros. Pero lo más de lo más para ella y posiblemente para mí fue ese Times Square que abría tus ojos como platos y envolvía en luces todo tu alrededor. Lo más neoyorkino!
Le ha encantado NYC, está deseando volver y visitar los museos, volver a pasear por Harlem y trotar por Chinatown como solo ella sabe hacerlo. Es más, es la cabra que más rápido recorre el puente de Brooklyn! Ya sabéis la tradición, si lo cruzas, vuelves! 😉
Y tras varias semanas intentando sacar el momento para escribir lo que se me acumula en la mente, ha llegado la noche antes a salir de viaje sin haber podido hacerlo. Quedarán cosas por compartir que ya verán la luz en su debido momento y llega por fin el ansiado momento de desconectar y descubrir lugares nuevos.
Olivia está ya inquieta en mi bolso esperando el momento de partir, ya veréis hacia donde, pero lo deseamos de verdad y estamos las dos haciendo la cabra de contentas (ella más que yo, claro). En Twitter podéis seguir nuestras experiencias, que gracias a las conexiones wifi internacionales esperamos poder compartir con frecuencia, diferencia horaria incluida! 😉
Os deseo unas excelentes vacaciones a quienes las comenzáis como yo y un optimista retorno a la realidad para aquellos que regreséis. Todo son ciclos, aferremos el ahora con las manos llenas de vida.
Hacía ya tiempo que no conocíais las aventuras de mi pequeña compañera. Ella no cesa de pedirme nuevos viajes, le encanta conocer gente nueva y explorar.
La semana pasada pude llevarla conmigo a Sevilla. Ya le había hablado de ella, allí pasé 8 años y viví muchas cosas que he compartido con Olivia. Por eso ella lo disfrutó incluso más! Me decía todo el rato: «y aquí era donde tú paseabas con la Mujer Sonriente? Ahhh y aquí donde tomabas tapitas con Tronan? de verdad? Puedo probar el tinto de verano? Me pides un montadito de salmorejo y jamón?» ¡Es tremenda! ¡No paraba!
Conoció a mis sobrinitos postizos y causó sensación, formando parte de todos los juegos y actividades y diciendo insistentemente: ¡No soy una oveja, soy una cabra! (Me sorprendió ver la popularidad de las ovejas entre los niños… pero si son muy tontassss! Las cabras molan mucho más… pero esto da para otro post)
Después de jugar, terminamos casi afónicas (Olivia tiene la voz grave y algo rasposa, porque las cabras normalmente no hablan nuestro idioma y lo hace de una manera particular), y Olivia regresó agotada durmiendo en mi bolso.
Paseamos junto al Guadalquivir, la Giralda y la Torre del Oro, tomamos tapitas y vinos, disfrutamos de los amigos y volvimos con las pilas cargadas. Es lo que tienen las distancias, echas mucho de menos pero siempre hay una motivación para volar y encontrar esos brazos que parece despedías ayer en ese mismo aeropuerto.