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Desde mis Brumas El mundo a mis pies En mis ojos

Empire State of Mind

«…In New York,
Concrete jungle where dreams are made of,
Theres nothing you can’t do,
Now you’re in New York,
these streets will make you feel brand new,
Big lights will inspire you,
lets hear it for New York, New York, New York…»

New York nos estaba esperando desde hacía años y por fin llegó. A pesar de los momentos tensos a causa de la inesperada visita de Irene y tener que ajustar nuestros planes a sus caprichos, ya estoy deseando volver a recorrer las calles de NYC.

Para una persona amante del buen cine y las grandes series, pasear por Nueva York es sentirte por momentos protagonista de un film. No es solo la sobrecogedora arquitectura, ni los taxis, ni tantas imágenes mil veces vistas como los puestos de perritos, las alcantarillas echando vapor, los coches de policía y bomberos, las escenas de un deportista Central Park, el lujo y la miseria caminando de la mano. Son sus barrios, la fascinante mezcla cultural, la vida palpitante y la esencia de ciudad vibrante que te recorre.

En los más de 10 días de recorrido nos alojamos en Chinatown. Buscábamos algo auténtico y lo tuvimos. Nuestro barrio era un festival de olores y sonidos cada día, mercados expuestos todo el día, frutas exóticas y alimentos no identificables. Cada mañana desayunamos en nuestra panadería «el cisne blanco», un bollito chino, un café o unos fideos, mientras los abuelillos chinos charlaban en la mesa de al lado.

Los pies fueron nuestro vehículo, el metro un aliado y así recorrimos Manhattan de cabo a rabo, explorando desde los mercados de Chelsea hasta los parques más conocidos como el inmenso Central Park e innovadores como el High Line, que puebla de verdor una antigua vía de tren elevada y otorga otra perspectiva de la ciudad. Difícil relatar tantos días y quizá sea mejor describir los mejores momentos y lugares de nuestra aventura.


Lo mejor de NYC, para mí:
La multiculturalidad y los barrios, desde el conmovedor sentido de comunidad de Harlem hasta el bullicioso Chinatown, pasando por un Chelsea liberal en tendencia, un vibrante East Village, y el fascinante Midtown con Times Square y la arquitectura a la cabeza.
– El viaje en Ferry de Staten Island. Contemplar la gran manzana de la mejor manera y gratis; llegar en el aniversario de Staten Island, con pequeño concierto incluido, niños bailando, indios, negros, blancos, armonía y afecto. En el ferry de vuelta un anochecer maravilloso, concierto improvisado en Battery Park y paz.
Times Square. Es el momento más impresionante, cuando realmente dices: Estoy en NYC! Verlo en tantos momentos diferentes, echar un rato observando alrededor, intentando captar lo imposible en una imagen.
– La comida. Desde los perritos calientes de Crif Dogs, completamente «customizables»! La búsqueda de la hamburguesa perfecta (premio para Burger Joint, chiringuito cutre dentro de un hotel de lujo), los muffins deliciosos de Magnolia Bakery, la barbacoa más americana y auténtica de Virgil’s BBQ, el delicioso sandwich cubano y la mazorca de maíz de Café Habana, la famosa pizza de Grimaldi’s por la que esperamos una hora bien merecida; o la que fue nuestra cena de aniversario, un buffet de marisco y sushi fabuloso, Ichi Umi. Los smoothies de Jamba Juice y las bebidas extrañas y combinados energéticos que encontramos!

Los Barrios



– Subir al Empire State. Lo hicimos casi al final del viaje y fue fantástico identificar todos los lugares que habíamos recorrido. A pesar de eso, recomiendo subir al principio del viaje, si el tiempo es bueno, claro. Allí arriba sientes NY en toda su esencia! Eso sí, en las películas nunca se ven colas ni otras cosas poco románticas… 🙂
– Encontrar ardillas en los parques.
– No poder dejar de hacer fotos y disfrutarlo tanto.





– El Museo de Historia Natural. Maravilloso y repleto de aprendizajes.
Arquitectura. Mis favoritos son el Flatiron Building, Chrysler Building, la Biblioteca y la Estación Central, junto con otro edificio que me encanta y aun no he identificado. Una delicia todos ellos.
– Personas. Esa diversidad de personas que nos cruzamos en el metro, a quienes observamos en sus barrios. Historias que brillan en la melancolía de unos ojos perdidos en el vacío, niños que juegan en su inocencia, naturalidad, humanidad… Todo eso que me hace adorar viajar.





Tiendas. NY es un paraiso para las compras, bien de tecnología, moda, cosas frikis…. Lo más, la tienda de foto y vídeo B&H, donde me hice el auto-regalo por excelencia del viaje, mi cámara nueva que me ayudó a capturar un poquito mejor lo que vi de lo que hubiera hecho mi compacta. Otras tiendas recomendables son la tienda de HBO (productora de series como True Blood, Juego de Tronos o los Soprano), la glamourosa Victoria’s Secret o la tienda Converse de Tribeca (donde puedes diseñar tus propias zapatillas). El tema shopping quedó pendiente para otro viaje, ya gasté el presupuesto en la cámara! 🙂
– Espectáculos. Como no, asistimos a un musical en Broadway, Hair, todo un clásico que nos gustó mucho. También fuimos en Harlem a un show en el teatro Apollo, un lugar palpitante de historia, donde Michael Jackson actuó en sus comienzos así como muchos otros grandes de la música negra.

Mosaicos de NYC – Click en cada imagen para agrandar

Nueva York ha sido toda una aventura. Posiblemente haya alguna entrega más sobre sus gentes y sus rincones; sin embargo es imposible transmitir todo lo que nos hemos traído en la maleta. Esos momentos previos a Irene, buscando provisiones por si se inundaba nuestro barrio, la espera… Terminar el último libro de Harry Potter mientras la lluvia comenzaba a poblar las calles. Compartir tantos momentos sencillos con alguien especial y encontrarme disfrutando de cada paso, dejando que la ilusión dominase los días. Hubo momentos de nubes, de lluvia y cansancio; momentos también necesarios en tantos días, que nos ayudan a valorar y disfrutar los mejores instantes.

Cada uno tiene su propia New York y a mí la mía me encanta. 🙂

Namasté, queridos navegantes, espero que os gusten las imágenes.
(Ha sido difícil seleccionar entre 845!)


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Olivia en Sevilla

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Hacía ya tiempo que no conocíais las aventuras de mi pequeña compañera. Ella no cesa de pedirme nuevos viajes, le encanta conocer gente nueva y explorar.

La semana pasada pude llevarla conmigo a Sevilla. Ya le había hablado de ella, allí pasé 8 años y viví muchas cosas que he compartido con Olivia. Por eso ella lo disfrutó incluso más! Me decía todo el rato: «y aquí era donde tú paseabas con la Mujer Sonriente? Ahhh y aquí donde tomabas tapitas con Tronan? de verdad? Puedo probar el tinto de verano? Me pides un montadito de salmorejo y jamón?» ¡Es tremenda! ¡No paraba!

Conoció a mis sobrinitos postizos y causó sensación, formando parte de todos los juegos y actividades y diciendo insistentemente: ¡No soy una oveja, soy una cabra! (Me sorprendió ver la popularidad de las ovejas entre los niños… pero si son muy tontassss! Las cabras molan mucho más… pero esto da para otro post)

Después de jugar, terminamos casi afónicas (Olivia tiene la voz grave y algo rasposa, porque las cabras normalmente no hablan nuestro idioma y lo hace de una manera particular), y Olivia regresó agotada durmiendo en mi bolso.

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Paseamos junto al Guadalquivir, la Giralda y la Torre del Oro, tomamos tapitas y vinos, disfrutamos de los amigos y volvimos con las pilas cargadas. Es lo que tienen las distancias, echas mucho de menos pero siempre hay una motivación para volar y encontrar esos brazos que parece despedías ayer en ese mismo aeropuerto.

¡Beeeeeesitos de Olivia!
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Olivia en Noruega

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Señoras y señores, aquí tenéis a la cabra más al norte del mundo!
Olivia está honradísima de llevar esa insignia, de abrir camino a otras compatriotas que se atrevan a llegar tan lejos como ella. Cuando estábamos allí, las guías siempre decían: «y este es el X más al norte del mundo!» (Ej. los aseos! jajaja). Mientras ibamos llegando, Olivia no paraba de pegar brincos en mi bolso y decirme que ella era la cabra más al Norte. Y eso que dicen que las cabras han perdido un poco el norte, pero no, ella lo ha encontrado! A 71º N.

Olivia disfrutó mucho de este viaje. Sobre todo las carreras por la nieve, ¡cómo se nos hundían los pies! A mi hasta la rodilla muchas veces, llenándome de nieve el pantalon por dentro y de endorfinas el corazon. Imagináos donde quedaba Olivia, que es más pequeña que yo! Cuando fuimos a ver los fiordos, tuvimos un dia y medio de tiempo muy triste, la podréis ver en el autobus, mirando a fuera con ganas de hacer la cabra por las montañas! También hay fotos mirando por la ventana de los hoteles y el los lugares más representativos. Os dejo con ellas! 🙂

Como anécdota contaros que tuvimos un momento dramático en el viaje. Por una malentendido con la hora, tuve que salir pitando de uno de los hoteles y Olivia no entró en mi bolso a tiempo. Tras una hora de viaje, la iba a sacar a respirar y no estaba! Se me encogió el corazón, tenía angustia y pena por separarnos porque ya no iba a volver a aquel hotel y si podía recuperarla tendrían que enviármela a España. Divertido fue explicarle a mi guía la situación pero por cosas de la vida y buena fortuna, alguien de ese hotel iba a ir al siguiente destino y pude reencontrarla en Bergen, donde pasamos la última noche antes de volver. ¡Que alegria! 🙂 Tendremos más cuidado a partir de ahora, no tengo que olvidar que viajo con una cabra loca!

Y ahora sí os dejo con Olivia:
¡Feeeeeeliz fin de semana y vacaciones quien las empiece -¡como nosotras!-! Beeeeeeeeee!!!!

Olivia en mi bolso, su camarote de viaje. Iba apretadita, pero es una aventurera!
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Olivia en el autobús mientras llovía y no veíamos casi las montañas. 🙁
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Olivia en Oslo, jugamos con la nieve!
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Olivia en Hammerfest, ciudad más al norte del mundo.
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Olivia en Ulvik, en pleno Hardangerfjord
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Olivia en Bergen.
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Olivia en Avaldsness, donde llegaron los primeros vikingos y nació Noruega. ¡Se palpaba la Historia!
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Olivia en Cabo Norte.
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Olivia cenando por ahí, encontrando compañeras cabras que tocan blues!
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Noruega

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Noruega es un derroche de naturaleza en su estado más apabullante y sobrecogedor. Noruega es ártica, acuática y quita la respiración. Conducir por los parajes helados, entre cielos azules, casas de colores, arcoiris ocasionales y magia escondida.

He pasado 10 días en Noruega, mezclando trabajo y placer y he vuelto enamorada de esas tierras, ese respeto por sus recursos naturales, hábitos de vida basados en las pequeñas cosas de la vida, la serenidad palpitante en el hielo, las luces del norte esperando embriagarte de asombro. Noruega es contactar con lo más puro, el agua, la tierra, fundiéndose en una primavera efervescente. Mezclando rios con aguas marinas en fiordos asombrosos, enseñando esculturas paisajísticas resultado de las contorsiones de la tierra miles de años atras.

He «encontrado el norte», pisando las tierras habitadas más al norte del mundo, hecho más bien anecdótico pero igualmente placentero. Sentir que vas más allá, poder observar el que fue considerado el fin del mundo con la misma fascinación que miro el abismo de Finisterre en Galicia. Imaginar los barcos vikingos sucando la entrada al norte (North-way), nacimiento de Noruega, en Avaldsness, cerca de Haugesund.

He conducido un trineo de perros, me he dejado abrazar por ellos, he entrado en el hotel de hielo (fascinante), he visto degustado una cena Sapmi para luego escuchar sus cantos y he visto las luces del norte (aurora boreal) en un mismo día. Podría haberme muerto de éxtasis! 🙂

Pronto Olivia os contará su versión del viaje. Mientras tanto, una imagen vale más que mil palabras, y aquí van las imágenes más representativas de los días pasados.
Lo decíamos ante ayer, viajar es vivir con los 5 sentidos.

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Viajar

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Vista aérea de las tierras árticas desde el avión -y mi actual wallpaper!-.

Me cuesta definir la sensación de libertad que me recorre cuando echo a andar y emprendo un viaje. Es como un caminar hacia mi misma, sentir que soy más plena cuanto más descubro y experimento. Una espiral girando hacia dentro.

Viajar te llena de Vida, con mayúsculas. Así, sin muchas más palabras. Viajar es explorar, desenvolver este mundo que es un regalo para nosotros. Tanto por ver, tanto por sentir, tanto por caminar.

Soy afortunada y reconozco que tengo la dicha de poder viajar mucho; dedicarme a una profesión en la que una maleta me acompaña. Cierto es que ha sido mi decisión y me ha requerido esfuerzos y aprendizajes. (No me gusta ese ¡que suerte tienes! como si todo en la vida fuera casual y cayera del cielo. A veces lo merecemos, a veces lo luchamos, y luego lo conseguimos. )

Sea por lo que sea, mi destino es viajar. Hace años que lo hago y lo sufro en las separaciones de amigos y familia; cada vez asumo mejor las distancias y me ilusiono más con los reencuentros. Cada día valoro más el descubrimiento y la exploración en si mismos, vaya sola o acompañada, en unas condiciones u otras. Tener la fortuna de echarme a andar sobre la nieve, trepar por las rocas, saborear las aguas del Ártico y fantasear con ir siempre más allá de mis propias fronteras.

Hay mil maneras de viajar, es más bien una actitud ante la vida. Podemos explorar territorios cercanos con la misma intesidad que recorreríamos paises exóticos. Ayer paseando en bici cerca de mi casa me fascinaba la puesta de sol y los contornos mediterráneos, como hace unos días podían fascinarme los fiordos en Noruega. Viajar y explorar no siempre requieren desplazamientos kilométricos.

Como hacen los peregrinos, con la mochila a cuestas se puede descubrir todo un universo de sensaciones, fuera y dentro de nosotros.

Dice Nubla que ella solo lleva una maleta y un perro y no va muy desencaminada en que no necesitamos mucho más, un mapa quizá, nunca viene mal! No todos los caminos están indicados con flechas amarillas! 🙂


PS: Pronto fotillos de los últimos Oliviajes!

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Incluso en estos tiempos…

…veloces como un Cadillac sin frenos…»

94yre

En estos tiempos comienzo a deslizarme por las circunstancias irrefrenables de mi ajetreo laboral de Primavera. Es ahora y en otoño cuando más me sumerjo en un no-parar que me llevará casi sin darme cuenta hasta el verano.

En estos tiempos he comenzado a pintarme las uñas de colores por primera vez, a echarle descaro a mis 30, que son más 20 a cada paso. Me miro al espejo y descubro nuevos guiños, me dejo pintar y colorear, mimar y cuidar.

En estos tiempos aprendo a convivir con la rivalidad, la envidia y la agresividad encubierta. Desarrollo nuevos mecanismos y me repito: yo soy yo, miro solo para mí sin dar más importancia de la que merecen las malas energías y las personas que no me aportan, solo me restan.

En estos tiempos trabajo como artesana de mi propia burbuja energética, construyendo mi propio aire, mi propia luz, mi propio entorno. Pongo una rana zen en mi mesa de trabajo, la miro y sonrío. Me la regaló mi madre. La rana me saluda con Namasté cuando le sonrío. Es una manera de creer en mi luz y mi burbuja, de darme fuerza a mi misma. Rodearme de cosas buenas.

En estos tiempos reflexiono sobre la dependencia afectiva y me preparo para una separación temporal de alguien vital para mi. Valoro estos momentos por lo mucho que nos acercan los reencuentros. Concienciada de esa distancia que marca mi vida, que me aleja sin remedio de los míos y me ayuda a valorarlos y a quererlos con el alma en la maleta.

En estos tiempos hago y deshago maletas, riego el corazón para que florezcan tulipanes que tengo plantados desde el otoño y espero ansiosa los colores que destellearán en mis ojos cuando los vea.

En estos tiempos de desconsuelo y mundo desmoronado, me aferro más que nunca al presente, a lo mío y dar gracias por lo que tenemos en este lado del mundo.

Mi rana os saluda y os regala un poquito de su paz interior. 🙂
Namasté y feliz semana.

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Dolços Somnis

suenos-de-color
Maquillaje por Blacklady

Dormir, entre sueños de color que me pinte en la mirada antes de envolverla con mimo entre las brumas de la somnolencia.
Dejarme llevar a un lugar donde todo puede suceder.
Sumergirme en un lapsus temporal. Allí donde 5 minutos pueden parecer una vida.
Allí donde una larga noche se esfuma entre los dedos como arena veloz.

A veces, abriendo la puerta del sueño encontramos el consuelo y el alivio que más necesitamos.
Pulsar el botón del reset. Soñar. Dormir. Desaparecer.

Dormint la nit no és fosca.
Els ulls no s’obren, estan tancats, somiant,
mirant el món particular.
La nit no és fosca.
Dormint sento que els llençols assequen la suor.
I vénen monstres arreu del món.
S’amaguen sota el llit i diuen:
“Niña, no pasa nada. Estás desorientada”.

Somiava i parlava en somnis,
i sempre somiava i parlava en somnis…

Dormint la nit no és fosca.
Dormint sento que les pors m’omplen de petons.
I vénen monstres arreu del món.
S’amaguen sota el llit i diuen:
“Niña, no hagas nada. Estás desubicada”.
Somiava que mai no somiava,
que no li calia un món virtual.
Somiava que el somni canviava
prenent-se pastilles per levitar.

Somiava i parlava en somnis,
i sempre somiava i parlava en somnis…

I parlava tant que no tenia res més a dir.
Ai, i que t’estimin així, com és.
I que al matí puguis tenir la pell radiant.

Parlava tranquila, calmada, infinita.
Somiava serena, pausada.
Dormint….

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Creciendo en Praga

viva

Con lo que a mi me gusta organizar y celebrar, no podía pasar desapercibido para mí misma el paso a una nueva década. Tras unos 20 escalando montaña y tomando el sol de la vida, llegué a los 30 entrando en un valle, observando la fortaleza de mis piernas y la adrenalina palpitante de la voluntad.

Praga fue el destino elegido para acompañarme en esta transición; sin duda no erré en la elección y se tornó una acompañante deliciosa y encantadora. Echándome a recordar, no puedo encontrar un viaje más perfecto en todos los vividos. Un viaje que de principio a fin fuese siempre bien: desde los transportes a todo lo acontecido. Todo parecía encajar como en un puzzle, en el mejor momento.

praga-1

Es posible que la actitud serena que tengo en este momento de mi vida ayudase a que encontrásemos lo mejor y saboreásemos tan intensamente cada segundo. Hacía mucho frío si, -1 fue la máxima y -9 la mínima en esos días. Sin embargo, era soportable e incluso divertido vestirse cada mañana como una cebolla y tardar 5 minutos en entrar o salir de un restaurante, tras la laboriosa tarea de quitar guantes, medios-guantes (sin dedos, muy ocurrente yo), bufanda, abrigo, gorrito… etc…

La vida me regaló ese alineamiento de planetas que nos acompañó durante esos días; Praga me regaló, a la misma hora que yo nací, un maravilloso confetti de nieve. Fue increible aquella sensación. Con algo de nieve acumulada, pinté un poco en el suelo, hice el mono cuanto quise y me lancé a desenvolver la ciudad. Después de comer, como postre y sorpresa, comenzó a nevar más fuerte y en ese momento sí que pegué botes (por eso creo que en vez de cumplir he rejuvenecido y estoy volviendo hacia atrás pero shhhh, no digáis na!). La nieve se pegaba a la bufanda y se colaba por mi cuello fría y traviesa, haciéndome reír, empañando mis gafas, llegando copitos a mis ojos, a mi lengua y a mi alma. Mmmm…. (lo recuerdo y sonrío)
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No solo Praga me sorprendió, también mis compañeros de trabajo se compincharon con mi acompañante y orquestaron una serie de regalos en forma de experiencia: una noche de Teatro Negro para la víspera del festejo, y una noche de Jazz, copas y cena en el día de mi fiesta. Escuchando a una gran artista checa, Leona Milla, en inglés y a un grupo muy popular en Praga, Jazz Q, disfruté de martini de mandarina, grapirinha, sidra de pera y demás bebidas «diferentes» que pude encontrar. Un sonido excelente y mientras tanto, copitos cayendo lentamente tras el cristal. Compañero inmejorable disfrutándolo todo a mi lado, serenidad inmensa. Momentos de perfección.

jazz

3 días más siguieron de paseos y más paseos por una ciudad que se hace querer. Su arquitectura me encanta, no me canso de descubrir edificios curiosos, colores y lugares diferentes. No tiene grandes museos para mi gusto, no visité iglesias, ni monasterios ni otros lugares de interés. Simplemente la paseé incansablemente y quedándome con ganas de volver. Para saborear esa gastronomía, desarrollar una idea fotográfica que no me dio tiempo, tomar café frente al Moldava, volver a recorrer el puente de San Carlos, comprarme alguna lámina de Alphonse Mucha, hacer un crucero por el río, ver los jardines frondosos, y pasear pasear pasear…
arquitectura
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Haciendo un informe algo más formal, lo que más me ha gustado de Praga, además de sus calles y arquitectura es el encanto de la zona antigua, el magnetismo del puente de San Carlos (y eso que yo no soy de santos), la gastronomía checa (y eso que no me gusta la cerveza!) y los tranvías que surcan la ciudad y hacen de guías de excepción para mostrarte los recovecos de la capital de uno de los países más jóvenes del mundo.
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Praga llegó porque así tenía que ser, y con ella la serenidad de un silencio nevado de calma.
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Mi primer mandala

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En mis últimas vacaciones me hice el pequeño regalito de un libro de mandalas de bolsillo para colorear. Disfruté mucho pintando éste y por eso lo comparto con vosotros. Era mi intención publicar un post relatando mi nueva infancia redescubierta de la que pronto os hablaré, pero como no hay tiempo y mañana salgo de viaje, pues no va más.

Os recomiendo alimentar a vuestro niño interior coloreando o pintando algo, ¿hace cuanto que no coloreas? Quizá así desarrollemos también una manera de colorear nuestras vidas, verdad?

Estaré 6 días out of the office y con posible conexión a internet en mi destino para estos días. Me llevo bufandas, gorro y guantes en la maleta, os doy una pista. Sabina escribió su último disco allí. Es la segunda pista… 🙂

Dejo un post programado, galletas de almendra en la cocina, y tés y cafés al gusto del consumidor.
Pasad cuando queráis y regadme las plantas, por favor. ^.^

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Caricias de lava

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Hace poco más de un año que visité por primera vez Lanzarote y esta ya es mi tercera visita. Cuando llegué aquí por primera vez, reconozco que sentí cierto rechazo cuando vi la carencia de vegetación y un paisaje tan radicalmente opuesto al de mi tierra madre.

Sin embargo, poco a poco me iba cautivando el magnetismo de este lugar. Las extensiones de lava, los matices de los volcanes cuando las nubes pasan sobre ellos, los colores de la lava antigua mezclados con la lava joven, el océano envolviéndolo todo, el viento pasional arrancando suspiros de vida, la tierra roja bajo la lava negra que preserva su humedad, las olas devorando roca y arañando lava.

Hace poco llegué a la conclusión de por qué en este lugar encuentro tanto equilibrio. Son los 4 elementos que palpitan por igual a nuestro alrededor. Sintiendo el Fuego del volcán, que arde entre la Tierra que piso, mientras el Aire revuelve mi pelo constantemente y mis manos buscan la sal de las Aguas atlánticas.

No me canso de acariciar esta lava negra reseca, de observar los perfiles sinuosos de los volcanes en el horizonte. A todo este sentir le sumamos el calor y dulzura de su gente, de nuestros Amigos y su generosidad y hacen que venir aquí sea como llegar a casa. A otra casa. Porque cuanto más vivimos, más casas tenemos, siendo nosotros siempre el hogar, llevando las raíces en nuestros pies.