En las últimas semanas me ha pasado que dos personas me han dado un libro y me han dicho: «Pensé que te gustaría, leetelo, me acorde de ti». Y me parece algo precioso, primero que se acuerden de mí, segundo, que lo hagan para disfrutar de una lectura que esa persona ya ha disfrutado y de la que me quiere hacer partícipe.
Una compañera de trabajo, persona enigmática, con quien he tenido interesantes conversaciones (q nunca presta libros!) y de la que me queda mucho por descubrir me dió ayer mismo este libro, diciéndome que me lo «bebería» y así ha sido, en una tarde. Lo que menos me gusta de los libros prestados es que… hay que devolverlos, y éste posiblemente me lo compraré para releer fragmentos de vez en cuando. Hubiera querido subrayar cosas, pero no he podido, así que os traigo el primer fragmento que me cautivó:
«Los ojos de los seres vivos poseen la más sorprendente de las virtudes: la mirada. No existe nada tan singular. De las orejas de las criaturas no decimos que poseen una «escuchada», ni de sus narides que poseen una «olida» o una «aspirada».
¿Qué es la mirada? Ninguna palabra puede aproximarsea su extraña esencia. Y, sin embargo, la mirada existe. Incluso podría decirse que pocas realidades existen hasta tal punto.
¿Cuál es la diferencia entre los ojos que poseen una mirada y los ojos que no la poseen? Esta diferencia tiene un nombre: la vida. La vida comienza donde empieza la mirada.»
Metafísica de los Tubos, de Amélie Nothomb
Valoración: 8
PS: Próximamente os hablaré del otro libro al que he hecho referencia.