Los años pasan… Los aprendizajes aportan mil matices a nuestra mirada, las tristezas dejan trazos de carácter en nuestra piel, las manos se fortalecen después de abrir puertas y ventanas…
Los años pasan… Y a veces nos sumergimos en un ciclo de rutina, sucediendo unas tareas tras otras hasta casi olvidarnos.
Los años pasan… Mientras mi niña me mira con ojos llenos de vida. Y cuando la veo… Cuando la veo vuelvo a mí, cuando le acaricio la cara y le hago cosquillas vuelvo a recordar lo que la Vida significa para mí. Vuelvo a mirar al frente y todo luce distinto. Soy yo.
Mi niña es traviesa, vital, risueña, reflexiva, dulce, viajera, soñadora, creativa, optimista, cariñosa, carismática, valiente, responsable y luchadora. Mi niña tiene el pelo siempre alborotado, gafas y la piel suave. Yo soy quien la cuida y ella es quien me mantiene viva.
Por eso, 28 años después de ver la luz, entre capricornio y acuario, entre la tierra y el cielo, me sigo viendo en esa niña y cada día caminamos juntas, hacemos la cena, leemos un cuento y nos vamos a dormir, a soñar…
¡Hoy es nuestro cumple! 🙂
…no me importa nada… sólo sentir…
——- Actualización: Esta noche me han hecho un regalo precioso. Un pps que pongo para descarga para quien quiera compartirlo. Que bonito cuando me quieren así… 🙂
Para descargar…bruma-28-anos
Nunca te sentí tan cerca como cuando abrí mis manos y te dejé volar.
No hay mayor libertad que soltar, no hay cadenas, ni tuyas ni mías. …Vuela…
I know that we can’t
be together
but, I just like to dream
It’s so strange
the way our paths have crossed
how we were brought together
hmmm, it’s written in the stars it seems…
Sorbo a ratitos mi melancolia.
En el te se diluye la soledad,
refrescada por la esencia cítrica y mediterránea que lo perfuma.
Llevo el mar en el alma,
siento las caricias de una gaviota sobre mis párpados;
la ternura de mi cariño cuando me pongo la estufa.
Tengo frío. Yo me tapo…
Ya estamos embarcados en el 2009 y ya casi hemos pasado página de los análisis de lo que fue el 2008, de sus aprendizajes, de sus momentos, que ya nos parecen extrañamente lejanos. El espíritu de los nuevos comienzos nos embarga y nos encontramos, casi sin saberlo, mirando al frente, retando a los días que se encuentran por venir.
Es el camino el que nos seduce, es cada día el que nos colma, y de eso estamos hechos: de los momentos y aprendizajes de cada día (aparentemente simple). Nuestra mirada ha de fijarse en algun lugar mientras caminamos y son nuestros objetivos los que determinan que cada pálpito se dirija a nuestros deseos.
¿Qué quiero sacar de este año? ¿En que quiero trabajar? ¿Qué cosas no quiero dejar de hacer? ¿Que cosas quiero aprender?
Una hoja en blanco para ti, para anotar aquellos objetivos que te acompañen este año. En mi caso, me gusta ponerme objetivos por categorías para no descuidar algunos aspectos de mi vida. Somos también las cosas que nos gusta hacer, por eso a lo largo del año, es bueno tener objetivos sobre nuestros hobbies, para evitar perdernos en la cadencia de la rutina.
El año pasado no me puse objetivos. Comencé tan perdida y tan sumida en lo que fue mi proceso, que tampoco hubiera podido fijar los objetivos que luego conseguí. Los objetivos no son inmutables, son lo que tu quieres que sean, por eso puedes modelarlos a lo largo del año.
En 2009 me centraré en mí misma y mis objetivos son:
– Trabajar mi autodependencia.
– Cultivar mi hogar y sentirme a gusto en él.
– Desarrollar una mayor tolerancia y respeto por los demás (y sus diferencias)
– Evolucionar laboralmente, definir nuevos campos de actuación y trabajar en posibles cambios.
– Volver a mi tónica de los 12 libros anuales como mínimo
– Dar forma y cabida a mi podcast dentro de mi blog
– Ahorrar para un buen viaje a final de año
– Viajar cuanto pueda y a donde pueda
– Apuntarme a Danza del Vientre (siguiendo con mi yoga, claro)
– Comenzar a hacer platos de cocina india (1 plato al mes)
– Comer más verde 🙂
– Dejar de morderme las uñas
– Controlar mi economía con una práctica hoja de Excel.
Pueden ser pequeñeces, pero me recuerdan pequeñas y grandes cosas que quiero conseguir. Cuando mire en mayo la lista y vea que he descuidado alguna de esas cosas, si en ese momento sigo con la intención de llevarla adelante, me servirá de recordatorio y me diré «uy! que todavía no he estrenado mi libro de cocina india!!» Y me pondrá manos a la obra. 🙂
Pequeñas cosas, grandes cosas… parte de este delicioso día-a-día que tenemos por delante…
Parece mentira que os vaya a hablar del viaje de mi vida un año y medio después de haber ido, y que lo haga gracias a una película.
Ayer fui al cine a ver Australia, the movie. Me gustó mucho, si dejamos de lado los tintes pastelosos típicos de las películas americanas. Volví a acariciar la cultura aborigen y me cautivó el personaje de Nullah, que narra la historia. Los aborígenes tienen una mirada especial, una profundidad indescriptible, y magia, esa magia que les acompaña por estar conectados a la naturaleza con los 6 sentidos. Me fascinan.
Fue inevitable volver a recordar aquellos maravillosos días cumpliendo un sueño: pisar tierra australiana. Era mi deseo mas antiguo, que recuerdo tener siempre conmigo, pero al parecer fue entorno a los 3 años, cuando veía con mi padre un atlas. Me explicaba los animales que había en cada sitio y cuando me habló de Australia, dije que quería ir. Y como tenaz soy un rato largo, cumplí mi sueño 23 años más tarde.
Visitamos primero Bali, del que ya os hablé hace mucho (quería hacer varios posts sobre el viaje pero las circunstancias me llevaron pa’dentro de mi misma). Y luego entramos a Australia por Darwin, en el Territorio Norte. Esta zona, el Outback, fue lo que más me gustó y a donde me gustaría volver, porque reúne la monumentalidad de la naturaleza en su esencia. Visitamos el Parque Nacional de Kakadu, navegando entre centenares de aves distintas, observando a los cocodrilos a pocos metros (y así me di cuenta que hasta ahora es el animal que mas terror me inspira, sobre todo cuando te mira), contemplando uno de los más hermosos anocheceres de mi vida, envueltos en el anaranjado tinte del cielo sobre las aguas del río.
El cielo es inmenso y único, quizá efecto óptico por las extensiones de tierra de km y km en línea recta, o quizá porque Australia tiene magia y hasta el cielo, es cielo en estado puro.
El lugar donde pude acariciar esa magia con mayor intensidad fue en el desierto, al sur del mismo territorio norte, y a varios miles de Km de Darwin (alli todo es tan grande…). La tierra roja me cautivó y me quedaron ganas de caminar y caminar entre las rocas inmensas que impresionantemente aparecen orgullosas en el vacío de un desierto.
Recuerdo el momento en que vi el Uluru por primera vez, a 150 km de distancia, y se veia enorme. Sobrecoge la idea de imaginar sus 2km de ancho y 348 mts de alto, contorno de 9km y 2,5 km de profundidad bajo la tierra. Como un gran iceberg de roca, hecho de solo una pieza. Alucinante no?
Era fascinante conducir a su lado y sentirlo palpitar tan cerca. Acariciarlo, jugar la arena de terciopelo que yace a sus pies, escuchar el viento como canta y erosiona dibujos en su superficie. Magia pura.
Creo que allí encontré algo, Australia me llamaba desde hacía años para despertar en mi el instinto. De manera más tangible, fue el hecho de verme capaz de conseguir un sueño lo que mi hizo replantearme mi vida cuando volví. Todo de manera muy sutil, progresiva y serena, como me sucedió un año después con el Camino. No cambian las cosas de color en un mes, pero sí adquieres nuevas perspectivas. Tras admirar la magnitud del cielo australiano, cualquier reto parece pequeño.
Podría pasarme horas recordando con vosotros aquellos días, pero soy consciente de que es difícil transmitir algunas sensaciones a quien no las ha vivido. Si habéis tenido la fortuna de cumplir un sueño alguna vez, es ese momento en que te ves en el lugar deseado y te dices a ti mismo «no me puedo creer que esté viviendo esto». Casi te dan ganas de pellizcarte. Y en ese momento te zambulles en la vida para empaparte.
Fueron muchos momentos los vividos en aquellas 3 semanas de éxtasis, acompañada de quien fue mi compañero durante 7 años, y a quien llevaré conmigo siempre, aunque llevemos caminos distintos. Juntos vivimos grandes experiencias como…
– Cuando se cruzó en la carretera el primer canguro. Incredulidad y felicidad extrema.
– La inmensidad del cielo australiano y el primer amanecer que vi conduciendo hacia Kakadu.
– Alojarme en un hotel con forma de cocodrilo!
– Pasear en barco entre cocodrilos y cientos de aves
– Conducir por el desierto
– Cuando vi el Uluru por primera vez, cuando lo toqué…
– Coger en brazos un Koala (mi amiga Chibi).
– Dar de comer a los canguros
– Sobrevolar en teleférico la selva tropical
– Nadar en la barrera de coral, en mar abierto (uish)
– Ver saltar a las ballenas (impresionante)
– Aprender a amar las aves
– Acercarme a la cultura aborigen
– Ver nadando a un ornitorrinco (platypus en inglés); son tan bonitos…
– Conocer la existencia de las Kookaburras, un ave preciosa que se ríe y no pude ver en persona
– Navegar por la bahía de Sidney, junto a la Ópera
– Mi amigo Joe el canguro, que venía cuando le llamaban y comía caramelos de menta.
– Contemplar el anochecer más largo de mi vida, volando de Sidney a Adelaida, en la dirección en que el sol se ponía, por eso íbamos detrás de él. 🙂
Y es esto que vivimos lo que nos enriquece y llevamos siempre con nosotros. Recordar como se aferraba un Koala a mis brazos o como Joe me pedía caramelos…
En la película había una canción protagonista, que Nicole Kidman le enseña a Nullah, y él dice que es una canción de los sueños, porque más allá del arcoiris… vuelan pájaros azules… 🙂
Tenia ganas de hacer mis posts sobre 2008 a finales del año, pero mi vida desenfrenada no me lo ha permitido, así que, con los respetos de este año nuevito que nos acompaña, voy a rememorar los temas musicales que más me han acompañado en 2008. 🙂
Es difícil seleccionar pero si tuviera que elegir 5 canciones posiblemente serían:
(Haz click en cada tema mencionado para escucharlo)
1. Viajar, de Lucybell. Conocí a este grupo cuando lo puso mi tatuador, y mientras que la magia de la luna bautizaba mi piel, sonaban de fondo «Fe«, «Esperanza» o «Eternidad» temas que me cautivaron y me hicieron descubrir la discografía completa de este grupo de rock chileno. Al hacerlo, descubrí más encanto en los temas de sus primeros discos, como Viajar y Amanecer; a la vez que vibré con los directos de Viña del Mar o Sesión Futura.
Viajar me lleva a otro mundo, me acaricia y me recuerda lo que he hecho durante este año: viajar dentro de mi… y como dice su letra… viajar por tus poros… no es el aire el que me hace andar…. es tu risa…
2. Mar El poder del Mar, de Facto Delafé y las Flores Azules. Esta canción es especial como lo es el grupo, que me impregna de vida, ganas, sonrisas… La dulce voz floral y la cálida y decidida voz de Facto hacen que me proyecte y ponga esas voces en otras personas siendo yo la que canta «Siento lo mismo por ti, el mismo sentimiento por ti». No hay muchas mas palabras cuando desborda el sentimiento, simplemente estonosepara estonosepara….
No quiero dejar de lado, Enero en la playa, otro tema del mismo album. Me transporta.
3. Hold me tight, de Marlango + Semilla Negra, version Marlango. No se cuál fue la primera canción de Marlango que escuché y que me llevó a apasionarme por ellos, pero sin duda Hold me tight me estremece y me lleva a hermosos recuerdos de un año atrás. Leonor canta con Jorge Drexler de fondo, su pareja, y quizá es la energía de la confluencia la que da tanta magia a esta canción.
Vinculada a este tema está la versión de Semilla Negra que Marlango hizo en homenaje a Radio Futura, y quizá por que van de la mano con los recuerdos asociados a Hold me tight, se situan junto a él. Escucharla en directo por primera vez fue a la vez sorpresa, a la vez caricia. Inolvidable. 🙂
4. Parece que viene, de Pastora. Otro de mis grupos predilectos con el que os tengo aburridos (a quienes escuchais las canciones). Elijo esta canción de su (por mi) esperado álbum Circuitos de Lujo, porque me inspira la ley de la atracción. Fue en la misma época cuando leí El Secreto y me cautivó el poder de la mente, y como dice Pastora: «cuando deseo muy fuerte muy fuerte, parece que viene».
Es un tema que me dio fuerza para dar el paso final y cambiar mi vida para siempre. Solo por eso será el protagonista y dejaré a un ladito otros de mis temas favoritos del disco, como Cosas malas, Decibelios o Paseo encendido. Verlos en directo y a dos metros de mi, fue otro sueño cumplido.
5. Reconstrucción, de Deluxe. Otro de mis descubrimientos musicales que puso música a un proceso, el de la muda de mi piel, mi re-descubrimiento, mi re-construcción. Su letra por completo la hago mía en aquel momento e incluso hoy, porque siempre estamos reconstruyendonos.
No quiero dejar de lado mi otro tema preferido de Deluxe, que me aporta energía y me encanta cantar: Ver en la oscuridad.
Podría seguir. De hecho había pensado hacer un Top Ten, pero temo aburriros y si tuviera que elegir, estas serían las principales sintonías del año pasado. Que me disculpe Julieta Venegas, que compartió conmigo Algo está cambiando o Sería Feliz; y Amaral, que me regaló un pedazo de concierto, vibrante. Es curioso que hace años las aborrecía a ambas y ahora me encantan… 🙂
Para terminar, destaco los álbumes completos y nuevos descubrimientos como:
– First Aid Kit. Un kit de primeros auxilios que llegó en el momento justo.
– NearLY, especial en cada melodía.
– Marlango– Marlango, primer disco. Madness me vuelve loca.
– Carmen Consoli. Ya la conocía y este año la exploraré con calma. Me encanta Sulle rive di Morfeo.
– Facto Delafé y las Flores Azules. La Luz de la Mañana. Este album me gusta desde el comienzo (cuando en la intro se escucha a un hombre levantarse) hasta los créditos, que son en forma de canción (Poquito a poco).
En el 2009 ya estoy empezando a toparme con nuevos descubrimientos, o mejor dicho exploraciones, porque a veces conoces a un artista pero por motivo desconocido no lo has «explorado». Eso me está pasando ahora con Jorge Drexler y entre Eco y Deseo, me balanceo y canto.
Entre ecos del 2008 me despido con ganas de escuchar (nunca mejor dicho) cuáles fueron vuestras melodías del 2008.
Ya han pasado esas fechas que tanto temía y todo ha salido de maravilla.
Eso es un regalo.
He pasado fechas con unos, fechas con otros y todo ha transcurrido en armonía. Por fin, poco a poco mi casa comienza a abrazarme, porque yo la quiero a ella, y al llegar me da calor, me sonríe. Eso me encanta. Todo ese universo, esta pequeña cueva en la que tecleo ahora, lo he creado yo, y como parte de mi, me enorgullece.
Ayer viví un momento precioso repartiendo los regalos que lucían bajo mi pequeño árbol, en esta cueva en que todo es pequeño menos yo, que en momentos así me expando y sonrío desde el alma, sabiendome afortunada por tener, por valorar, por agradecer.
Mañana comienza un año lleno de oportunidades, de pájaros que vuelan sobre nuestras cabezas, tan cerca y tan lejos, como los sueños que acariciamos entre nuestras manos y que nos abren los ojos cada mañana.
El 2008 se va y con él se lleva un mundo de cambios que me ha envuelto por completo y casi ni reconozco a mi Yo de hace un año, cuando tenía un horizonte de cambios por delante. Me siento bien por haberme enfrentado a todo ello y tengo muchas ganas de escribir un post de balance, que me ayuda a mirar(me) con claridad. Me falta el tiempo, que le vamos a hacer, así que lo haré tras volver de unos días fuera de mi ciudad, cuando ya hayan venido los reyes magos.
Y al año nuevo, ¿que le pido? Pues le pido…
EQUILIBRIO
CONFIANZA FE
ILUSION MOTIVACION
Y mucha Salud para poder disfrutar de los grandes momentos que están por venir.
Os deseo lo mismo y más,
que os atreváis a soñar,
que no os pongáis límites,
que no dejéis de alimentar al niño interior (y jugar!),
que viajéis,
que el amor y la energía positiva estén por encima de todo,
que miréis a los ojos a cada día que amanece
y que no olvidéis que cada día es un regalo.
Esta noche tomaré mis 12 uvas con mis amigos, o 12 M&M’s, o 12 cachitos de queso… Formulando 12 deseos, os dejo 12 palabras:
He pasado unos días por el norte, visitando a mi gente, y de paso disfrutando de muchas y muy terapéuticas horas de conducción. Aunque me cansa físicamente como a cualquiera, esas 8 horas que me paso al volante me reconfortan muchísimo. Canto, canto y canto, y en este viaje me vino muy bien reencontrarme con muchas canciones que marcaron este año (de eso os hablaré mañana).
Además, recuperé algunos cds antiguos y volví a escuchar un disco de Presuntos Implicados que me regalaron hace ya un monton de años, allá por el 95. Se trata de La Noche, un directo espectacular que os recomiendo escuchar por completo. Los solos de piano, clarinete y flauta, la voz de Sole Gimenez tan prodigiosa y elegante como siempre, y un clima especial que se vivía en aquel concierto, lo impregnan de algo especial.
Me sorprendió recordar todas y cada una de las letras de las canciones, porque años atrás lo escuchaba a menudo. Es curioso como algunas cosas permanecen en nuestra memoria y en un solo momento podemos desempolvarlas y sacarlas a la luz. Las letras fluyen como si ayer mismo las hubiese cantado.
El disco comienza con un tema que me ha hecho volar hasta otros recuerdos: «Me das el mar», y de ahí llego al recurrente amor, a su melancolía asociada y al romanticismo palpitante bajo la asociación. Y entre estas brumas recordaré a dos personas, dispares y unidas por el sentimiento, aunque ellos lo ignoren, porque es Mi sentimiento el que los une.
G. fue mi primer amor. Amor platónico, quizá, pero que tardé años en olvidar, o mejor dicho, en cicatrizar. Con 16 años, en un mundo de superficiales jovencitos ligeramente estúpidos, topé con él por hacer rabiar a otro. Como son las cosas! Nos pusimos a hablar y me fascinó su forma de ser, sus gustos, nuestras conversaciones. Y en una discoteca se creó una burbuja, donde nos quedamos nosotros. Curioso sitio para encontrar un amor, verdad?
Nuestra «historia» duró poco tiempo. Aunque era él quien lo había iniciado (yo me resistía, tiene tela!), el sentimiento mágico (la chispa, vaya) no le acompañó y así me lo dijo, con todo el dolor de su corazón. Recuerdo como si fuera hoy aquel último beso, consciente de lo efímero de su existencia. La carnosidad de sus labios, los más dulces que jamás haya besado. Y frente a mí, esos ojos, ojos grises como el mar en invierno.
Fueron dos años los que hicieron falta para que no se me voltease el estómago cada vez que le veía (que por fortuna no eran muchas veces, pero vivíamos en una ciudad pequeña).Poco a poco se fue difuminando, llegaron otras personas; pero él siempre estará en esa esquinita de mi corazón, donde se quebró por primera vez, y por donde hoy puedo pasar el dedo sin dolor, solo una sonrisa dulce de añoranza.
J. es alguien que ha hecho mi vida distinta y para quien apenas encuentro palabras. Su presencia en mi vida me ayudó a descubrir(me) innumerables cosas sobre mí, disfrutando del placer de compartirlas juntos, y viendo sus ojos sonreír mientras me sentía más firme en cada paso que daba. Nos encontramos hace algo más de un año y aunque hemos tenido muchos problemas, hay cosas que nunca mueren y deseo en el alma que sigamos caminando bien cerquita.
Los recuerdos todavía (nos) escuecen, pero siguiendo la doctrina de mi optimismo melancólico, sonrío sabiéndome afortunada de haber vivido tantas cosas preciosas. Inventamos palabras, nos apropiamos de otras ya inventadas y centenares de canciones hablan por nosotros. Solo palabras escasean cuando los sentidos encuentran su forma de expresión. Y gritan.
Sus ojos son del mismo color que el mar atlántico, con su misma luz, vida y movimiento. Mi – Nuestro mar, que nos acompaña, tan cerca y tan lejos, como nosotros.
Por eso, esta canción me trajo su recuerdo -su presencia-, cuando amé unos ojos de mar, y tuve la suerte de ser correspondida. Lo demás… poco importa hoy.
Y aquí está la canción, recién subida, para compartirla con vosotros…
No se si me duelen más las palabras que me has susurrado…
No se si me duele más que ahora no sean para mi…
No se si me duele más que mi ego me arañe el alma…
No se si me duele más que me cueste dejarte marchar…
No se si me duele más que sé que debo hacerlo…
No se si me duele más esta necesidad por gritar(lo)…
No se si me duele más ignorar por qué (te) escribo…
No se si me duele más que la vida me avise antes de llamarte…
No se si me duele más saber que aún no puedo verte…
…y que los días pasen…
Porque te extraño.
Porque eres importante.
Porque nunca quise dañarte.
Porque yo también (pre)siento.
Porque a veces se me cae el escudo.
Porque la materia es inexplicablemente única.