Hace 6 años conducía hacia el aeropuerto de Santiago para encontrarle…
Sonaba esta canción, que yo cantaba y con la que tanto me identificaba…
[youtube g6FaGcDmkJQ Dido – Here with me]
Nuestros ojos todavía no habían compartido ninguna mirada, pero nuestros corazones se aceleraban pensando en el primer abrazo. Me encontré con su aroma cálido, esencia que sería mi refugio.
Empezaron las bromas, puse cuerpo a su voz, puse tacto a su cuerpo, puse nombre a mi amor.
Las empedradas calles compostelanas fueron testigo de nuestro primer paseo, las paredes llenas de monedas, de nuestro primer cafe, y los árboles de la Alameda, de nuestro primer beso.
Es irremplazable el encanto de las primeras veces…
Fueron muchas las primeras veces que experimentamos después, conociendo lugares nuevos, sensaciones nuevas, aprendiendo…
Superamos un año de distancias intermitentes, haciendo de aeropuertos y estaciones nuestros verdugos.
Y llegó el día en que las despedidas eran solo por unas horas y en que nos anocheceres tenían su aroma, y los amaneceres, su mirada.
Aprendí la importancia de la complicidad; que el amor no es eterno, pero es; que el tiempo enseña a enfrentar los malos momentos. A su lado, aprendí a crecer, a querer ser más yo; a quererme; a valorar los momentos presentes.
Encontré un amigo, un cómplice y un gran arbol que crecía junto a mi. Y por eso, dure lo que dure, pase lo que pase, el 10 de Abril será siempre un día especial para mí.