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Batallando con el mundo Desde mis Brumas

Calcetines

calcetines
Los primeros calcetines del otoño y una de mis cobayas, Lily, curioseando…

Son ciclos y cada año sucede lo mismo. Al tener este pensamiento, he mirado en los archivos del blog de hace un año y sí, es cierto, escribía sentimientos similares a los que quería reflejar.

Tras el verano, es inevitable. Llega el otoño. Y con él ese momento irreversible que te recuerda que dentro de poco se acabaron las sandalias: me acabo de poner calcetines estando en casa (y una chaquetilla!). Las tardes se van acortando mientras la resignación comparte el te de la tarde con nosotros. Sabíamos que pasaría, al igual que sabemos que volverán las tardes de playa. ¿Porqué siempre que llega septiembre no puedo evitar pensar «jo, y en nada ya es Navidad!»? Será la niña interna caprichosa que no quiere que termine lo bueno y se resiste ante volver al colegio…

Con todo lo que implica, volver a la rutina es algo que en cierto momento apetece. Para centrarse y retomar costumbres saludables que dejé aparcadas entre el huracán laboral y el verano; para seguir viajando y descubriendo nuevos horizontes; para formar parte de un equilibrio necesario.

Es como un nuevo comienzo de año, casi tan drástico o más como el que tenemos en enero. Y con los calcetines llegan los proyectos y objetivos: volver a la dieta sana, al gimnasio (4 clases de spinning y yo sin agujetas!), a planificar los viajes laborales, a disfrutar de los fines de semana en casa, a las series por la noche, a acostarse temprano y a sentir más que nunca que estonosepara.

Los calcetines me dan ganas de leche con galletas que ahora no puedo tomar. Miro a mis cobayas y busco su comprensión. Y finalmente decido abrigarme en el sofá con las hojas secas del otoño y dejarme llevar por la lectura…

Y tú, navegante, ¿cómo llevas tu otoño?

Escuchando….

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Maestro Drexler

drexler

Ha pasado ya casi un mes desde que me encontré con Jorge Drexler en concierto. No queria dejar de contaros aquella experiencia porque fue inolvidable, sin duda.

Fui sola al concierto porque no encontré a quien compartiera mi gusto y pudiera ir esa noche. Eso no es freno para disfrutar de un buen concierto así que me planté en la ubicación histórica en la que tenía lugar. Media hora de retraso y al final entramos. Salen los músicos y comienzan a tocar. Sale Jorge y, cantando, nos dice que media hora antes de empezar el concierto, se había estropeado la amplificacion y que practicamente solo funcionaba un micro y medio bajo. Dudaban entre suspender el concierto o atreverse, y ahí estaban, para enfrentar un concierto que no sabían cómo saldría.

Es cierto que el sonido era diferente, pero ellos mismos con todo el arte de su banda, lograron hacer que aquella fuese una noche inolvidable. Los vientos y el batería tocaban con tacto, el bajo tenía que esforzarse más, así como la percusión, pero finalmente todas las piezas encajaban. Fue una delicia de más de dos horas en la que faltó alguna de mis preferidas pero encontré otros temas de discos antiguos que ahora escucho y me recuerdan aquella noche de verano y luna llena.

Hubo momentos de charla y complicidad. «Venga, ¿qué quieren que les cante?», dijo Jorge, solo en el escenario con su guitarra. Entre otras canciones se escucha, «Thriller!» y Jorge dijo, «Bueno, esa no me la se entera pero sí me se Billy Jean». Y allí se lanzó a hacer su propia versión del temazo de Michael Jackson! Al que siguió Mediterráneo de Serrat, muy apropiada para esa noche.

Todos disfrutamos de una noche mágica y solo un artista como la copa de un pino es capaz de girar las tornas de esa manera. Cuando esperé un ratito tras el concierto, Jorge vino a saludarnos y mostró su dulzura, cercanía y agradecimiento por nuestras palabras. Humanidad como no me he encontrado hasta ahora. Mi disco firmado y 4 besos fueron el regalo de despedida.

Era mi primer concierto suyo pero no será el último. Y aun me quedan muchos discos antiguos por explorar…. 🙂

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Olor a mandarinas…

Sin duda, Septiembre me sabe a mandarinas…
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Image by stardazzle


«Huele a nuevo
como los libros del colegio cuando empieza,
como a tostadas recien hechas,
como cuando miras como si no lo hubieses hecho nunca.
Y vas a oscuras
buscas a tientas el olor a mandarinas
y respiras y nos gusta aunque no me lo digas
que luego hacerlo no nos cuesta nada.

No quiero un final feliz
sólo quiero serlo.
Repartir el amor
retrasar el momento de irnos
Y al despegarnos no dejar
inmolarse el pecho.
Repartir el placer
prolongar el encanto de vernos.

Huele a casa
como al volver de vacaciones en septiembre,
como a café con leche hirviendo,
como manta y tele,
como si fueras tu el que has sido siempre.

No quiero un final feliz…

Flotar y brillar.
Irradiar, alumbrar…»

Gracias a KATREyuk y Patri por acercarme a Zahara. Tras mucho tiempo escuchándola a través de vosotros, ahora me ha llegado a mi… 🙂

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Desde mis Brumas

No son tus palabras

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Image by darkbutterfly6

Son tus mimos. Son las risas.
Los zumos, los bailes, los abrazos.
Los pequeños trabajos de la convivencia.
Cuando te adelantas a mis tristezas
Las chucherías para empañar mis lágrimas.
Cuando trasnochas por mí y sacrificas tu mañana somnolienta en la oficina.
La mirada de impotencia cuando te dedico palabras de amor y no sabes responderme.
La amistad incondicional que compartimos.
Los sueños compartidos, tantas noches, siempre insuficientes.
Ser tu somnífero me encanta.
Tu entusiasmo. Tu optimismo. Tu alegría.
Tu honestidad. Tu bondad. Tu pecho.
Las curvas en tu coche con la ventanilla bajada.
Pasión por la vida compartida.
Generosidad a raudales.
Meriendas de oficina, momentos robados.
Viajes y descubrimientos.
Comprensión. Silencios necesarios. Espacio para crecer.
Es un camino compartido en paralelo.
Sin hacernos sombra. Dándonos la mano cuando necesitamos impulso.
Es solamente presente, atisbos de romanticismo y futuro, dulces recuerdos.
Cafés Volcán. Choco-galletas. Aviones. Bailes. Series.

No son tus palabras.
Quienes me dedican poemas de amor son tus ojos.

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Palpitaciones

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Vista de las cascadas de Krimml en Austria hace no muchos días… (aish)

…Todo transcurre sin pausa, como el caudal de un río,
unas veces con más furia que otras.
Furia que te hace olvidar el tiempo, permanente protagonista,
banda sonora de nuestra película.
Siempre un otoño por delante, una melancolía en los posos del verano.
Las hojas secas arropan los pies y abrigan la nostalgia.

Aroma a lluvia de madrugada, sentimientos de irremediable presente.
Aceptación batallando con resignación. Y todo transcurre como siempre…
Las noticias se repiten, el mundo gira y en algún lugar del mundo empieza la primavera mientras los corazones se estremecen y aflora la vida en las calles.

Todo sucede y palpita en ese mismo momento.
Absolutamente todo…

(Escrito en mi libreta hace unos días volando de vuelta desde Alemania…)

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Funambulista de la vida

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«…si tienes miedo de hacerte daño, aumentan las proabilidades de que eso mismo suceda. Fíjate en los funambulistas, ¿crees que piensan en que tal vez caerán cuando caminan cuidadosamente por la cuerda? No, ellos aceptan ese riesgo y disfrutan del placer que les proporciona desafiar el peligro. Si te pasas la vida procurando no romperte nada, te aburrirás terriblemente…¡No conozco nada más divertido que la imprudencia!…»

– La Mecánica del Corazón – Mathias Malzieu

PS: ¡Gracias Duende!

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Musica

Please… please…

…. don’t leave me…

…Volviendo poco a poco al mundo real…

Namasté, mis queridos navegantes…

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De todo un poco

Cerrado por vacaciones

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Atrás quedan mis intentos de varios posts pendientes y como siempre con el tiempo justo pero a tiempo, emprendo viaje por unos días a un entorno muy distinto y desconectado.

Disfrutad mucho del verano, disculpad mis ausencias y entrad hasta la cocina cuando queráis. Siempre hay cositas en la nevera…

¡Hasta septiembre!
Namasté.

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Batallando con el mundo

Mujeres Valientes

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Image by merender

Admiro a las mujeres que cuidan su autodependencia.
Consideran su espacio personal y libertad individual como un jardín que sembrar, regar, podar y mimar.

Se cuestionan a si mismas y a los prejuicios sociales que a muchas acompañan desde niñas.
Alimentan su autoestima. Se respetan, se valoran y saben que ellas mismas son lo único y lo más grande que tienen. El resto es todo un regalo y como tal será valorado.
Mujeres fuertes, sensibles y valientes.

¡Bravas! Capaces de desarrollar tantos roles en un mismo ser: mujeres, madres, compañeras, amigas, amantes, trabajadoras, luchadoras, descubridoras. Cuerpo y alma.
¡Que nunca se olviden de sí mismas y de ninguno de sus roles!
¡Que se miren al espejo y se sonrían cada día!
Mujeres que no se olviden en los demás.

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La tormenta de arena

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Casi sin darme cuenta estoy empezando mi tercer libro de Murakami, Kafka en la Orilla, tras Tokio Blues y Cancion del pajaro que da cuerda al mundo. Sin duda es un autor muy particular, de vez en cuando me gusta sumergirme en su universo de personajes insólitos, Japón e historias en múltiples realidades.

Recién empezado el libro encontré esta joya:

«A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte (aceptarla), meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.
( … )
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás.
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. No. Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.»