«Rebeca rió y dijo:
– Cuando aprendáis a aceptar en lugar de esperar, tendréis menos decepciones.
El caballero asintió ante la sabiduría de estas palabras.
(…)
– Estoy empezando a pensar que los animales son más listos que las personas.
– El hecho de que podáis decir eso os hace tan listo como nosotros- replicó Ardilla.
– No creo que todo esto tenga que ver con ser listo – dijo Rebeca – Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oiréis a un conejo decir: «Espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar». Si el sol no sale, no le estropeará el día al conejo. Es feliz siendo un conejo.»
(El caballero de la armadura oxidada – R.Fischer)
Yo quiero ser feliz siendo persona… 🙂
Y a ti, ¿qué te lo impide?
La presencia de Juan Salvador Gaviota me ha acompañado desde niña. Lo considero tan símbolico y carismático como el Principito y por ello recomiendo su lectura a quienes no lo conozcáis. La superación, la libertad personal y el auto conocimiento son los hilos conductores de su historia. Como él dice, la vida es algo más que pelearse por una cabeza de pescado.
Este libro es el preferido de mi padre, el Che, y este año, como regalo de cumpleaños, decidí hacer mi propio podcast y lei la primera parte del libro para él, unos 20 minutos de grabación. Dado que él me ayuda con los montajes musicales, para mí fue todo un reto montarlo sola y encajando varias piedas musicales entre sí.
Aquí os dejo una muestra de las primeras páginas del libro, y si queréis más podéis descargar el podcast completoaquí.
Los chicos de Buzzparadise me han invitado a participar en una campaña interesante. Absolut está promocionando un vodka sin etiquetas, animándonos a liberarnos de estereotipos y cualidades que llevamos con nosotros sin desearlo.
¿Tu que etiqueta te arrancarías? Si quieres participar en el sorteo puedes escribirlo en el cuadro y quien sabe! Lo mismo te vas de viaje!
Es curioso porque yo ya había hablado de las etiquetas en este post. 🙂
Me dan pena. Me entristecen. Las dejo en su camino. Yo sigo el mío.
Son las personas que construyen sus propias fronteras de felicidad, estableciendo dependencias, desviando responsabilidades o aferrándose al pasado.
Me gustaría tanto poder mirarles a los ojos y hacerles ver que ellos tienen el poder de hacer tantas y tantas cosas… ¿No nos damos cuenta de que al final la opción fácil y barata nos sale cara? Si, cierto, es más fácil decir «tú tienes la llave de mi felicidad y como no te tengo, soy infeliz». Así no tengo que trabajar por mi felicidad, no tengo que moverme. Me puedo quedar sentado sintiéndome triste, sin ni siquiera probar si esa puerta de la felicidad está abierta en mí.
Cuando son los otros los que manejan mi felicidad, no tengo la responsabilidad, producto de la libertad individual que supone el mayor regalo con que venimos a este mundo. Pongo la etiqueta de culpabilidad sobre la responsabilidad y vendo mis ojos. Los demás tienen la culpa, pero en el fondo de mí hay un resquicio de coherencia que me dice que algo podría hacer por mí. Y me siento aún peor… y más victima.
¿Vas a dejar en otros el mando de «tu reino»? ¿Por qué no aferrar las riendas de ese caballo en el que te encuentras cabalgando sin rumbo?
Dejar estar no es fácil para mí, la frustración está ahí cuando son personas que quieres quienes no manejan sus riendas. Sin embargo, hoy ya no quiero proyectar, quiero respetar, dejar estar y confiar en el proceso de cada uno.
Les deseo determinación, fortaleza, coherencia, valentía y coraje; que se sepan dueños de sí mismos, busquen y disfruten de los momentos buenos y aprendan de los malos sin culpabilizarse. Responsabilidad.
Namasté.
Siento meterme en tu mundo interior
pero no vale la pena
tener un mundo dentro
y no sacarlo pa’ fuera…
Post-Data: Recomiendo hoy la lectura de este post de mi amiga y blogger La Mujer Sonriente.
Si algún día me volviese a casar, sería de manera muy distinta; al fin y al cabo sería una Yo diferente a la de hace algunos años.
Soñando en rosa, esta sería la canción que bailaría con el futuro padre de mis niños… 🙂
…go round and round and round…
…building a milkyway for me…
Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas…
(Escucho tu silencio…
…Oigo constelaciones: existes.
Creo en ti…
Eres…
Me basta.
Me encantó este poema y por eso lo hice podcast.
Es delicioso, engendrado en la sinceridad, el amor y el deseo.
¡Espero que os guste!
Porque no me importa repetir ni imagen ni melodía, con un trocito de mi corazón saltador de distancias, hoy acaricio la cabeza de mi padre, que sigue siendo «mu chico».
Hoy es su cumpleaños y yo creo que no hay mejor melodía que ésta para transmitir mis deseos. Quiero que siga alimentando al niño que sopla las velas. Que siga soñando y creciendo, disfrutando de las pequeñas cosas y sobre todo, Descubriendo y Experimentando.
Que el corazón no se pase de moda, que los otoños te doren la piel...
Que todas las noches sean noches de boda, que no se ponga la luna de miel… y cada letra te acerque mi energía.
Me gusta la ciudad. Vivo en el centro, donde las calles se iluminan con luces naranjas, los camiones de basura son pequeñitos y la gente pasea hasta la madrugada.
Me gusta perderme… y encontrarme en estas calles. Vivir en 30 metros cuadrados, pequeña cueva, ver la catedral y las iglesias iluminadas desde mi azotea, escuchar sonar las campanas a horas sin sentido.
Me gusta la calle. Las pintadas, los mensajes, las palabras, la poesía urbana. Normalmente la encuentro en forma de garabatos callejeros, pero hoy la poesía se ha materializado de la forma más literal hasta el momento. En un escaparate abandonado, decenas de folios con poemas y fotografías se encontraban empapelándolo.
Poesía en texto y en imagen. Muchos de los poemas me cautivaron y en todos ellos aparecía la dirección de un blog: «Mira por donde«. Este blog corresponde a una «ONG sentimental, circular y retroactiva», a través de la cual los poetas exponen sus creaciones en «pegadas» callejeras.
Me ha encantado la iniciativa y hay poemas que me encantaría leer en alguno de mis podcast. Sin duda todo un descubrimiento. Cosas que te da la vida cuando vuelves paseando del cine, tras ver una obra maestra como Tetro. Pero eso será otro post… 😉
El pasado fin de semana viví una aventurilla con la vida y me fui a Barcelona a ver a Pastora en directo, en un concierto benéfico contra el sida. Llevaba meses controlando la gira de Pastora y como no venían a mí, pues fui yo a por ellos!
En la sala Bikini, apoyada en el escenario de madera, lo pasé de maravilla cantando y bailando con unas 400 personas detrás de mí. Si, detrás, porque yo estaba la primerita, a los pies de Pastora…
Para mi sorpresa cantaron Decibelios, con la voz masculina original de Angel Riba, aka Catcomplex, uno de mis temas preferidos, junto con Cosas Malas, Invasión, Parece que viene, Grandes Despedidas, 1000 km, Circuitos de Lujo… y como no, Tengo.
Y estas son algunas de las mejores imágenes del Concierto… 🙂
«Solo quiero sentir…. que me mezclo…
Sentir…. que me muevo…
de la cabeza a los dedos…
sentir algo nuevo…»