Por fin, los veré en directo, saltaré, vibraré y espero escuchar esta canción…. :)*
«Nada puede salir mal
Esta noche y en este lugar
Somos dos bólidos cayendo
En un cielo sin luna
Cabalgando en la cresta de una ola de espuma
Esta noche
Esta noche
Es el momento perfecto y el lugar correcto
Ayer
Ya hemos probado el ayer
Los caprichos del destino
Y sus juegos retorcidos
Pero el camino se ensancha y ya veo el final
Como el delta de un río que se abre al mar
Esta noche
Esta noche
Es el momento perfecto y el lugar correcto…
Mañana será otro día
Y la gloria se irá
Hoy la tengo agarrada y no podrá escapar de mis manos
No, esta noche
Es el momento perfecto y el lugar correcto
Y puedo oirlo en el viento
El futuro es nuestro
Si me sonríe la vida le agradezco el gesto
Esta noche…»
.
..
…
….
…..
……
Camino de puntillas.
Un pie delante.
Luego otro…
Vuelvo a jugar.
Otro pie se adelanta.
Otro le sigue.
Mi cadera se contonea.
Me pinto los labios con una piruleta.
Dulce.
Mi sonrisa se dibuja.
Mis ojos miran al cielo.
La piel se estremece.
Mis muñecas dibujan espirales.
Cierro los ojos.
Me palpo.
Bailo.
Siento.
…
..
.
Giro.
Giro sin parar.
Me tambaleo.
Rio.
Mi cueva brilla.
Mi corazón canta.
.
.
.
.
.
Vivo.
Ha llegado el otoño. Este año parece corresponderse con el otoño de verdad, encajando en las fechas de cambio de estación.
Comienzas el día con dudas de qué ponerse, si ya tengo que dejar las chanclas, si llevo chaqueta… un lio! Te pillan tormentas improvisadas, y aquí una gallega sin paraguas, así que mojadura y breve resfriado.
Llega la melancolía, y este será mi primer otoño sola solita en «mi cueva». No deja de producirme curiosidad cómo lo llevaré; no me moriré por supuesto, pero se que añoraré la calidez que tenía mi antiguo hogar, llegar a casa con frío y meterme en el «brasero», mientras mis gatos salían lentamente de su escondite para saludarme. Ahora, ni gatos, ni brasero. Ahora mi manta suave, mi nórdico nuevo de Ikea que aún no he instalado, mis velitas, mi incienso, mi música… y yo misma.
Hoy estaba algo pachucha, pero como soy una mujerona fuerte, a lo largo del día remonté y tras un frenadol calentito, comencé a activarme al final de la mañana y mantuve un ritmo sin parar hasta llegar al yoga, a 20 minutos a pie de mi trabajo. Llegué cansaíta, pero tenía ganas, porque hacía 3 clases que no iba por motivos laborales.
Y ahí llega uno de mis momentos nchi de hoy, una tonteria de las que te hacen sonreir de verdad.
Entro y me dicen mis compañeras:
– Hoola! cuanto tiempooo… Te echábamos de menos…!
– Si??? – respondo yo sorprendida.
– Si, mucho.
– Pues queredme queredme, que vengo malita, pero con resfriao, que no se pega!
Y fue tan simple como que mis compañeras se levantaron para achucharme! Primero una, luego otra y luego mi profe! jajaja… Y yo disfrutaba como una enana!
Me sentí muy bien, fue sencillamente bonito y lo necesitaba.
Luego al salir me llamó mi compañera de oficina para decirme que mañana me llevaría un tupper con lentejas y claro, yo que no tengo a mi madre cerca, extraño mucho la que llamo «comida de madre», y no veais la ilusión que me hizo la «tontería», sobre todo porque mi compañera jamás había hecho eso, y es un tanto particular.
Y así volví yo a mi cueva, ante la imparable caída de las hojas, sonriendo… Porque estas pequeñas cosas son las especias de la Vida.
Nota: Se que más allá del océano no empieza el otoño sino la primavera, y yo lo celebro… Quizá por eso este otoño será menos otoño… ¿verdad Carla?
No puedo decir menos de la última película de Woody Allen, que me ha gustado muchísimo. Sin duda, nada mejor para una tarde de domingo, con palomitas incluidas, buena compañía y risas garantizadas. Me gusta el estilo de W.Allen, está claro que es muy particular y no gusta a todo el mundo, pero su humor, sus personajes, encajan conmigo.
El argumento es simple, son personajes girando entorno a la figura de Bardem, un pintor bohemio con mucho éxito entre las mujeres. Cada una de las mujeres tiene un perfil muy diferente: la americana clásica, la joven alocada romántica y la española racial y con mucho carácter. Éste último, el personaje de Penélope Cruz, me ha gustado muchísimo y sin duda gran parte de la gracia de la película está en ella. Al verla en original se aprovecha al máximo porque para mí lo mejor son los cruces idiomáticos, cuando Bardem o Pe mezclan español e inglés en sus expresiones, es genial!
No sé como será la versión doblada, ya me diréis.
Sin duda os la recomiendo, más si os gusta Woody Allen. Fabulosa la banda sonora, sobre todo una canción, del grupo Giulia y los Tellarini, que podéis escuchar en este link
Barcelona es una ciudad que me encanta, y aún tengo mucho por descubrir. Precisamente por sus calles pude perderme un rato la semana pasada. Es salir del metro en la Plaza de Catalunya y echarme a sonreir cuando me arrastran por los pasos de cebra los montones de personas tan diferentes entre si. El ambiente joven y alternativo de la ciudad me cautiva, su clase, su movimiento… sin duda, tiene algo!
La «pena» es que también tiene un Fnac enorme y tiendas demasiado sugerentes… jeje… 😛
Por último, ¿no es precioso el cartel de la película? 🙂
Todo importa poco
cuando me vuelvo ólea entre tus manos…
Nada pesa en mi estado líquido;
la fluidez es Vida entre las arenas del tiempo.
Me muevo sinuosa,
con la peligrosidad de lo imparable,
trazo mis pasos en el silencio del palpitar acuoso de mi esencia.
Todo importa poco
cuando impregno los poros de tu piel con la seda de mis susurros.
Las palabras resbalan inauditas en el eco melodioso de los labios serenos.
Se despereza el momento,
se hidratan los recuerdos, se adereza el sentimiento,
y todo, todo importa poco
cuando la magia me vuelve aceite entre tus dedos…
Hace ya más de un mes que regresé de mi camino. El porqué de comenzarlo, no lo se, era una necesidad: el Camino me llamaba.
Hay una espiritualidad en cada paso que das, tú solo, en ese camino que es como una Vida en pequeñito. Con el desamparo, la soledad, la independencia, la autonomía, el dolor, la alegría, la superación, lo esencial, las pequeñas cosas.
El camino es volver a ti mismo: levantarte temprano, andar durante horas, buscar cama, ducharse (oh, sagrada ducha!), comer, descansar, cenar, dormir temprano. Volver a empezar.
Y en ese ciclo te palpas, te conoces, aprendes a enfrentarte a ti mismo y a tu manera de vivir las cosas. Sufrí mucho, solo yo se cuanto, precisamente por esa manera de vivir las cosas tan subjetiva de cada uno. Hubo algún día en que lloré sola durante kilómetros con un horrible dolor en mi pie, pero no era por el dolor, ni por nada, solo lloraba… pero seguía caminando, con el pueblo destino a la vista, tan cerca y tan lejos, el sol castigando y la cuesta abajo machacando los pobres deditos gordos de mis pies (lo más perjudicado).
Encontré a un ángel de la guarda, y desde el tercer día caminamos juntas; luego se nos unió otro ángel, que vino a darnos fuerza a ambas. Los tres reímos y cantamos, encontramos nuestros momentos «pa’ dentro» y disfrutamos nuestros momentos «pa’ fuera».
Cuando yo iba más despacio, ella iba delante, y de vez en cuando se volvía y me hacía un gesto con sus palos para saber si estaba bien; yo levantaba el mío y sonreía, y ambas seguíamos, con algo de distancia, pero juntas. Su generosidad nunca podré agradecerla suficientemente, me sentí protegida y cuidada cuando sólo me tenía a mi misma, y cada día elegíamos compartir el tramo del camino que estaba por delante.
Ahora que ha transcurrido ya un período de reflexión puedo decir que si, que el Camino me ha ayudado mucho. Muchísimo. Hay una serenidad que no puedo explicar dentro de mi, y no es mas que eso, calma interior. Me tomo las cosas de otra manera, me siento más comprensiva, doy importancia sólo a lo que tiene importancia para mi, digamos que estoy un poquito más en mi.
Llevo ya un tiempo queriendo contar en un post un poco sobre mi experiencia, postear las imágenes, etc. Pero eso me lleva mucho tiempo, tengo que condensar más la información… así que he optado por crear una categoría sobre el camino, y otra sobre mis imágenes, lo que ven mis ojos. De vez en cuando irán apareciendo los recuerdos de esos 9 días en los que caminé 200 km y me palpé tanto por dentro.
Hoy comienzo con la foto más simbólica, que siendo el 2 mi número favorito, justo es la 222. 🙂
Es mi sombra en el camino, soy Yo ante mi destino, ante mi Ahora.
Tanto y tan sólo eso.
Hace unos días alguien me decía, como observación y opinión personal totalmente respetable, que me veía diferente en el blog; menos… etérea. Y yo, que me conozco, se que la etereidad va por dentro, esté más o menos «terrenal».
Es cierto que la crítica me tocó algo la moral porque quizá es la frustración por falta de tiempo lo que me impide a veces fluir y dejarme volar como me gustaría. De ahí me he puesto a pensar en todo lo que ha cambiado a mi alrededor, haciéndome evolucionar mucho por dentro y proporcionándome esto una calma que está llegando todavía.
Ya no necesito divagar para encontrar calma en mis sentimientos; lo he hecho durante meses y entro en un período de comprensión y aceptación de mi misma. Ya no me siento fuera de sitio, asfixiada o incumpliendo mi naturaleza; aunque pueda tener mis dias malos y alguna que otra crisis de ansiedad.
Por la vida diaria, estoy muy centrada en mi trabajo y en una posibilidad de evolución que se aproxima. Mi ritmo de vida es electrizante; y no es una queja, me encanta hacer cosas y a veces me paso: el yoga, viajar, leer -cada vez menos-, escribir, bloggear, ir al cine, estar con mi gente, viajar -más-… Y ya el cuerpo me está pidiendo una noche de marcha! 🙂
Pronto quiero volver con el blog a mi ritmo habitual, con los pensamientos, las vidas de Bruma, los concursos… Pero si os soy sincera, el inicio de mi temporada laboral junto con algunos acontecimientos emocionales me han pillado por banda y, como lo primero es lo primero, todavía no tengo el tiempo para volver a mis artículos en condiciones. Las cosas irán saliendo solas…
Por último, sí es cierto que a medida que han ido pasando los meses de tormenta, hasta cerrar mi proceso, he ido sintiendo una apertura en mi forma de escribir; soy más directa, más natural, y esa también soy yo, junto con la etérea, eso es lo bonito de la dualidad. Y por eso, cuando noto que alguien me quiere de verdad, es cuando conoce y acepta a estas dos yos: la terrenal y la etérea, y lo mismo puedo hablar del «color de las nubes» que frivolizar sobre cosas de la vida diaria. 🙂
Post-Data: Y vosotros, ¿a qué Bruma preferís? ¿a la de tierra o a la de aire?
Saludos y… ¡Buen fin de semana!
Ando unos días fuera por trabajo, no vayáis a pensar que he decidido fugarme con Madonna (aunque por mi vocación de artista no será!…).
Este otoño tengo más movimiento laboral que nunca, eso sí, me mantiene Viva y me gusta, aunque a veces eche de menos con quien compartirlo. Camas grandes y bañeras para mi solita!! 🙂
Saludos de una «business woman» agotada y una moneda para la gramola…
Sin duda, Madonna, a quien he seguido desde que era niña (unas veces mas de cerca y otras más de lejos), me ha encandilado esta noche. Increíble espectáculo. Artista. 🙂
Fantásticas las versiones de temazos como Express Yourself, Vogue, Hung up, Human Nature… y como no, este temazo que anima todos mis días últimamente.
Give it to me, yeah, now….
Nothing’s gonna stop me, now…
Las miradas confluyen hacia el infinito.
El sonido de los pálpitos envuelve lo intangible.
El mar serena, calma, arrulla, mece.
Y ante mis ojos se exponen nuevos horizontes,
tiñendo la esperanza de naranja,
perfumando de sal una sonrisa,
acariciando el tránsito imparable del tiempo.
Solo el Ahora me ancla y evita que me eleve,
ayudada por el aire de esta inspiración profunda,
que me llena de Vida y Sentimiento.
Solo el Hoy me seduce a disfrutar del devenir de la marea,
de los proyectos, las ilusiones, los sueños,
en los que me pueda bañar mañana.