Querido rinconcito entre las brumas,
No quiero que pase más tiempo sin escribirte porque te añoro mucho. Siento que me justifico cuando te cuento por qué vengo tan poco junto a tí, y realmente sé que no nos debemos nada pero… pero me da rabia…
Ya sabes que, como te vengo diciendo últimamente, que mi vida ha tomado un rumbo distinto; no te puedo decir que vivo a lo loco sino que tengo unas responsabilidades distintas o una distribución de la energía distinta. A aquello que me dedico lo hago con intensidad y eso a veces deja menos espacio para venir a verte. Este mismo post lo empecé temprano antes de comenzar a trabajar y ya me ves, continuándolo 3 días después a la medianoche de un sábado, cuando por fin me he dicho que de hoy no pasa. Tiene cierto encanto rememorar mis madrugadas escribiendo y escuchando música, aunque ahora solo la música de la chimenea me acompaña, junto con la suave percusión de Max mordiendo sus juguetes.
Me gusta la vida que llevo, no cambiaría nada de lo que ha ido sucediendo, excepto las cosas que se escapan de nuestras manos y nos hacen descubrir lo efímero en cada momento. Sin embargo, sí soy consciente de que necesito esos momentos para mí como podían ser mi yoga, mis ratitos de escribir, mis runas o unos minutos de meditar y ejercitar la consciencia. A veces, las circunstancias nos llevan como la corriente de un rio y nosotros nadamos y elegimos pero entre las subidas y bajadas parece que no encontramos un momento de calma, de notar nuestro cuerpo flotar y sentirnos vivos plenamente, en nuestra diminutez.
Para encontrar ese momento me he puesto a escribirte hoy, para estar juntos un ratito aquí y ponernos un poco al día. Vivo tiempos de esfuerzos, ya te dije, suplementos de hierro y automotivación. Laboralmente, son tiempos de superarme enfrentando situaciones nuevas, la incertidumbre del error y la esclavitud del perfeccionismo. Hay momentos también de comprenderme, de vivir con piloto automático y confiar en mis capacidades y en lo «difácil», mi filosofía del «estonosepara» y el paso del palpitar.
Querido rinconcito, sigo siendo consciente de mi fortuna, y eso me hace sentir muy bien conmigo misma y el universo. Sigo maravillándome al ver mi albaricoque florecer (y ya con sus primeras hojas), me sobrecogen las estrellas y la bóveda celeste, salgo de la vista túnel y también descubro nidos en los árboles cuando conduzco, o perros subidos a los muros de las casas. Cada mañana me deshago en arrumacos perrunos con Max y eso es enorme, la veo crecer con asombro y a la vez me aferro a ese cachorro que no tardará mucho en dejar de serlo. Me sigo emocionando de amor y alegría, otras veces añoro, tengo morriña y frustración por las distancias con las que convivo. Vivo, al fin y al cabo.
Pese a todo, creo en Ohana, en la familia, sanguínea o elegida, aquella que te acompaña en los buenos y malos momentos, aquella que incluso sabe dejar a un lado los rencores para aportar su granito de arena.
Siento que las cosas cambian y a la vez palpito en un espiral, unas veces más cerca que otras del centro pero girando y girando.
Te prometo que intentaré venir a verte más a menudo, ya sabes que me sienta muy bien ponerme a escribir casi sin saber de qué, contarte cuánto me gustan los almendros y otros pequeños milagros de cada día.
Una de las cualidades de los grandes amigos es que estén ahí aunque pasen semanas sin hablar y cuando volvemos a encontrarnos, es como si no hubiera pasado el tiempo. No hay expectativas ni películas, solo el sentimiento que nos une y la química de compartir un momento.
Hasta pronto rinconcito, gracias por escuchar, como siempre.
Namasté.
«…
Bless the day I made a wrong choice
Bless mess ups, yeah, bless them all
And give me the sentence that I deserve
And a gift of memory
Grant me my dreams whenever you might
And give me the privilege of a fight
And give me the wounds that I earned
And let me keep the scars
So we dance (dance), dance (dance), dance
This life away….»
2 respuestas a «Rinconcito»
A veces las ocupaciones nos hacen complicado visitar ese lugar que creamos para sentirnos a salvo, para ser nosotros u otros…para soñar…
Pero aquí estamos, al otro lado de la pantalla, con océano de por medio para leerte y acompañarte cuando quieras.
Un abrazo fuerte.
Cada época acerca algunas cosas y nos aleja otra, lo importante es que la vorágine no nos disperse y que hagamos lo que hagamos lo hagamos con conciencia.
Y a fin de cuentas, siempre es mejor calidad que cantidad si hay que escoger una de las dos.
Abrazos sin prisa