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Regalos

Ya han pasado esas fechas que tanto temía y todo ha salido de maravilla.
Eso es un regalo.

He pasado fechas con unos, fechas con otros y todo ha transcurrido en armonía. Por fin, poco a poco mi casa comienza a abrazarme, porque yo la quiero a ella, y al llegar me da calor, me sonríe. Eso me encanta. Todo ese universo, esta pequeña cueva en la que tecleo ahora, lo he creado yo, y como parte de mi, me enorgullece.

Ayer viví un momento precioso repartiendo los regalos que lucían bajo mi pequeño árbol, en esta cueva en que todo es pequeño menos yo, que en momentos así me expando y sonrío desde el alma, sabiendome afortunada por tener, por valorar, por agradecer.

Mañana comienza un año lleno de oportunidades, de pájaros que vuelan sobre nuestras cabezas, tan cerca y tan lejos, como los sueños que acariciamos entre nuestras manos y que nos abren los ojos cada mañana.

Palpando mis alas, ya cojo carrerilla… 🙂

(Con)fluyendo en una canción…

7 respuestas a «Regalos»

Delicioso tu pequeño rincón. Un regalo que recibí, tu abrazo permanente en una caja amarilla, con un brillante corazón. Gracias Brumi 🙂

Me permito añadir a los deseos para el 2009 un escrito que desearía haber podido firmar, pero no es mío:

… Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
—Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
—Pero yo no sé volar –contestó el hijo.
—Es verdad… –dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en la montaña.
—Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y
extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
—¿Y si me caigo?
—Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que te harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente le dijeron:
—¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado…
¿Qué vas a buscar volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas?
¿Quién necesita volar?
Los más amigos le aconsejaron:
—¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no empiezas despacio? Prueba tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol, pero… ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió a la copa de un árbol y, con coraje, saltó… Desplegó las alas, las agitó en el aire con todas sus fuerzas pero igual se precipitó a tierra….Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:
—¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡mira el golpe que me di! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.
—Hijo mío –dijo el padre— para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen.
Es como para tirarse en un paracaídas. Necesitas cierta altura antes de saltar.
Para volar hay que empezar corriendo riesgos.
Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir caminando para siempre.

Jorge Bucay…

Abrazos de éter.

Libélula, mi corazon lo tienes en caja morada escondido dentro de tus ojos… 🙂

Black Lady, sigo aqui, princesa oscura. El año que viene intentaremos compartir mas momentos. Tambien yo te echo de menos.
un abrazo de los nuestros.

Che, vaya regalo, me encanta. 🙂
Hay que llegar alto para volar y tener espacio para desplegar las alas, nuestro propio espacio…
Abrazos de bruma.

Uno de mis regalos es poder seguir entrando en este rinconcito y coger calma y sonreír y ver cómo nos van creciendo las alas incluso cuando creemos que al cortársnoslas de raíz nunca más lo harían. ¡Cómo me alegra verte así, Brumis!
Un abrazo blandito y achuchado!

yo os regalo mi amor sincero (quizas suena a cursi) (quizas nunca hubiera creido que fuera capaz de regalar amor ) (quiza alguno piense que es muy fácil regalar de boquita) yo os lo regalo de corazón: amor del bueno. UN ABRAZO MUY FUERTE!

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