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Desde mis Brumas

Mi infancia reencontrada

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Image by oceaneyez

Queridos navegantes, ya extañaba yo volver a escribir y sentarme a tomar el té con vosotros. Muchísimo. 🙂

Tenía ganas de compartir con vosotros y conmigo misma el reencuentro con la infancia que estoy viviendo. Parece que por haber entrado en una edad «más adulta» en la que se «supone» que una empieza a estar en edad de ser madre de alguien, y por ello de «crecer definitivamente», me rebelo y suceden cosas que me mantienen reavivando la llama de mi propia infancia.

Se puede ser niño siempre, y eso me gustaría decir a mí cuando me muera, que he aprovechado mi vida y no he «crecido» nunca. En estas semanas parece que estoy viviendo acontecimientos que celebran un reencuentro apasionado con mi infancia.

Comencé pintando mandalas para despedir el año, algo que me gustaría hacer de manera más o menos frecuente a lo largo del año. Encontrar esos ratitos de calma para colorear y fantasear. Continuó la «fiesta» con mi regalo de reyes: mi primera bicicleta desde que soy adulta.

Los reyes dejaron notitas alargando la intriga para encontrar mi regalo tapado con una sábana en el descansillo de la escalera y la ilusión es incalculable. ¡Hasta me subí en la bici en el mismo rellano! Es una bici preciosa, con sus luces, equipamiento para el paseo, la ruta o la montaña, fantástica! Pero lo mejor que tiene es lo que me ha regalado: Sensaciones.

La estrené hace un par de semanas, en mi urbanización, y era la única «persona grande» paseando en bici aquella tarde; el resto, niños y sus padres mirando. Fue una delicia sentir el viento frío, llegar hasta poder ver el mar, oler los almendros y acercarme a un lugar óptimo para ver anochecer junto a mi nueva compañera. Después de esconderse el sol, volvimos juntas mi nueva compañera y yo, haciendo carreras con mi sombra, sonriendo y sintiendo palpitar la vida y la alegría.

Me gusta la vida en bici. Realizar esfuerzos en las subidas y sentir la adenalina dejandome llevar en la cuesta abajo. Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!

Este reencuentro con la infancia no terminó ahí. Continuó en mi viaje a Praga, cuando pintaba y escribía sobre la nieve. Esto merece un post aparte, y lo tendrá, pero merece una mención el hecho de que prácticamente todo el mundo a quien he dicho que me lo pasé pipa jugando con la nieve se ha reído o sonreido. Y en esa sonrisa he notado que ellos ya no jugarían con la nieve y les hacía gracia que yo sí lo hicera. ¡Pero qué divertido es tirar una bola de nieve y romperla en el aire! ¡Que lluevan copitos!

Este sábado celebré una fiesta de cumpleaños con mis amigos, pusimos canciones de Parchís y los payasos de la tele (y qué buen rollo dan!), comimos medias noches con fiambre o chocolate, chucherías e hice tortitas con Nutella para todos. ¿Por qué dejaremos de celebrar los cumpleaños así? ¡Es una pasada! Entramos en la madrugada jugando y riéndonos, lo pasé de maravilla.

Por último, ayer tuve el reencuentro con la infancia más emotivo. Quizá esto también merecería un post aparte… Ayer volví a galopar desde hace 22 años. El regalo de cumpleaños de mi chico fue una ruta a caballo por el norte de la isla. Yo esperaba un paseo, con momentos de trote, pero no mucho más. Sin embargo, el lugar era un sitio especial, una especie de refugio de animales donde conviven perros, gatos, cobayas y caballos abandonados y/o maltratados. Las personas que llevan adelante este lugar también son especiales y por ello, el paseo no fue el habitual.

Empezamos cepillando cada uno a nuestro caballo. De este modo me sentí mas cerca y más confiada en mi yegua Susi. Luego se ensillaron los caballos y comenzó la aventura. No esperaba galopar, por supuesto, y más cuando una de las guías se llevo a una amazona más experta a dar una vuelta al galope mientras nosotros seguíamos trotando. Debió de notar el guía mi desazón que al ratito me dijo: «¿y que? ¿Como de fuerte quieres el día?». Y yo le dije, Solo se vive una vez no? Así que, al ratito comenzamos a galopar por el bosque.

Me eché a llorar en el primer galope. Quizá sólo quien conoce mi historia completa con los caballos puede entenderlo y no quiero hacer un post interminable y pesado. Os lo resumo diciendo que mi sueño cuando era niña era montar a caballo. Por temas económicos no pude más que aprovechar un par de cursos subvencionados durante 6 meses. En ese tiempo galopé una vez y no he podido olvidarlo nunca. Es la sensación de vida más profunda que he sentido.

Será también mi amor por los animales por lo que esa fusión con el caballo me parece embriagadora. Desde mi infancia habré hecho un par de rutas a caballo pero no había galopado hasta ahora. Increible. Me sentía un poco destartalada porque me falta mucha técnica, pero tendré tiempo de mejorar. Este lugar que hemos encontrado también imparte clases; sin pijerío, sin estafarte, y quizá pueda hacer de mi sueño un hábito y galopar con más frecuencia.

Agradezco cada día a mi compañero todos los momentos sencillos que vivimos juntos, pero sin duda ha contribuído a que mi entrada en los 30 sea memorable y me sienta más joven y más viva que nunca.

Siempre gracias a la vida por reunirme con personas tan grandes como mi bárbaro, sentirme orgullosa de mi familia y siempre querida por mis amigos. 🙂

Más sinceramente que nunca, navegantes, namasté.

11 respuestas a «Mi infancia reencontrada»

Si si, menuda historia la tuya con los caballos…
Cómo me alegro de que hayas vivido algo así… tu post es inmejorable, aunque no el del bárbaro es complicado no partirse de risa, menudo ángulo más curioso.
Cuando vaya a la isla, hago de bárbaro aprendiendo a montar
Un abrazo enorme

Gracias querido. Ayer lo comentábamos, que vaya dos maneras distintas d contar algo! jaja… yo lo he juntado con otras historias, pero es gracioso! Ya te contaré la versión extendida by phone. Lov u!

Muchísimas gracias reina!
Entre Praga, los caballos, las sorpresas y mi gente, ha sido inolvidable y pasará a la historia. No te digo cuando cumpla 40!! jeje…
Besote!

Fue el cumpleaños con más celebraciones y fiestas del año con diferencia! Además los 30 son una edad interesante ¿no? pues a lo grande!!! |:)* y me alegro haya pasado a la historía |:)* Superarlo va a ser un reto!!

BESOTE |:* UUUGGGG

Has vuelto…y contigo y tus palabras… miles de sensaciones buenas.. Yo tb te doy las Felicidades..pero no solo por tu cumpleaños 😉
Muaks!!

Me ha gustado muchísimo el texto. Me has hecho sentir todas esas cosas que decías… Incluso me han dado ganas de montar a caballo, con lo poco que me gustan y lo mucho que les temo.
Me alegro muchísimo que estés sintiendote otra vez así. Te lo mereces 😉
Besos!!

Tronan: UGGGGG!!!

Sarita: gracias princesa guanche. Te abrazo bien fuerte. 🙂

Jorge: los amantes de los animales tienen una sensibilidad distinta al resto de personas, asi q te animo a acercarte a un caballo y acariarlo, o a una cabra q tsnto me gustan!! JEJE! gracias por tu cariño y tus palabras, tesoro. 🙂

Pues a mí me sigue gustando mucho jugar con la nieve. Quedó pendiente la última vez que nos vimos hacer un muñeco de nieve.
Y, ahora tenemos otra, una cabalgada juntas…con el ché y ese bárbaro tan especial con el que compartes tu vida.
Enorme sonrisa al leeros a los dos.
Querémosvos 🙂

No sabes cuántos recuerdos has sido capaz de evocar con tu post. Entiendo la sensación de infancia revivida (a mi Elmo me remito) y sólo te diré que casi todos mis recuerdos de tiempo libre y adolescencia van vinculados a los caballos, en especial a uno que fue mi más fiel amigo durante 6 años. Gracias por ser mi memoria, aún sin saberlo.

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