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Desde mis Brumas En mis ojos

Mi primer mandala

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En mis últimas vacaciones me hice el pequeño regalito de un libro de mandalas de bolsillo para colorear. Disfruté mucho pintando éste y por eso lo comparto con vosotros. Era mi intención publicar un post relatando mi nueva infancia redescubierta de la que pronto os hablaré, pero como no hay tiempo y mañana salgo de viaje, pues no va más.

Os recomiendo alimentar a vuestro niño interior coloreando o pintando algo, ¿hace cuanto que no coloreas? Quizá así desarrollemos también una manera de colorear nuestras vidas, verdad?

Estaré 6 días out of the office y con posible conexión a internet en mi destino para estos días. Me llevo bufandas, gorro y guantes en la maleta, os doy una pista. Sabina escribió su último disco allí. Es la segunda pista… 🙂

Dejo un post programado, galletas de almendra en la cocina, y tés y cafés al gusto del consumidor.
Pasad cuando queráis y regadme las plantas, por favor. ^.^

7 respuestas a «Mi primer mandala»

Con mucho gusto Bruma tomaré ese café con tu permiso, enla cocina, lugar que conozco bien(me refiero a mi cocina..jeje) y te deseo Buen Viaje y buen regreso.Muy bonito el mandala…me recuerda un poco a los Baobab del Principito, libro que me encanta, por cierto.Abrazos.

Venga va, me encargo yo de la jardinería, ya que otros ya han dado buena cuenta de las galletitas y los tés.
El tema es que me paso el día pintando, retocando y esas cosas, aunque en digital.
No estaría mal recuperar los rotuladores, y garabatear…
Bon voyage Bruma!

¡Qué bonita tu mandala! Y el Eco de Drexler es siempre muy poético… Pásalo genial, ya me contarás y enseñarás fotos… Yo me quedaré aquí, cuidando de tus coballas… jejeje… Besote

Buen viaje a Praga… Algún día te contaré mis andanzas en la Revolución de Terciopelo, aquel lejano invierno de 1989. Luegué a primeros de diciembre en plena revolución cuando todavía se gritaba «No existís, no existís»… puño en alto por las calles de Praga. Un día nos despertamos con la bendita sorpresa que ya no existían… Luego, lo demás, ya es historia…

Deberías ir por mí a la capilla de los espejos… hace tanto tiempo. Si miras a lo alto, a uno de sus espejos en las claves, te reconocerás como un mandala… Tú eres tu mandala en el centro del espejo de la vida…

Compra un libro antiguo, aunque no entiendas lo que dice en su interior… ya aprenderás su lengua. Guíate por su tapa, por los colores de su encuadernación… En ese libro encontrarás un mensaje. Praga, la ciudad de los milagros… y los cementerios secretos.

Bon voyage… Pau

Paso a por café (ay, las adicciones!), y a recordar hace unos meses que me puse a colorear con el hijo de un amigo al que hizo mucha ilusión corregir a una momia como yo en tan noble arte.
Que disfrutes tus mandalas y que esa niña te acompañe en todo lo que hagas.
Abrazos del sur

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