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Ban Batallando con el mundo Desde mis Brumas

El tiempo entre los dedos

Justo cuando tengo el entorno online más maravilloso, es cuando mi vida se vive más offline. Ironías de la vida. Las ideas se me escapan entre los kilómetros cotidianos, los sentires palpitan y se quedan dentro, no por falta de compartir, sino de encontrar ese momento de reposo necesario.

Mi carrera ha dado un paso más arriba, y con él nuevos retos que asumir que mantienen mi cabeza con sobrecarga de ideas, templanza de inquietudes, negociaciones conmigo misma… ¡A veces es agotador! Pero al fin y al cabo, lo bueno de negociar es que yo y yo misma llegamos a acuerdos, encontramos maneras de calmar los nervios, de premiarnos por semanas intensas y de disfrutar con nuevas ambiciones. Evaluamos las tareas del día a día y, ante la frustración de no poder hacer todo cuanto queremos (que debe ser mucho), nos consolamos con decir que damos lo máximo de nosotras mismas y que es complicado trabajar horas de más, ir al gimnasio varias veces, mantener amistades, estudiar un curso a distancia, cuidar la gastronomía casera, mantener el blog y la cabeza en su sitio. No, todo no se puede, eso lo tenemos claro, tanto yo, como yo misma.

Menos mal que como en toda buena relación, nosotras hablamos. Tenemos nuestros días raros, nuestros desencuentros, que acaban siendo siempre los mismos que arrastramos desde hace años, pero al fin y al cabo nos acabamos abrazando y comprendiendo que cada día intentamos dar lo mejor de nosotras, y que a veces, es mejor levantar un poco el pie del acelerador.

Esta tierra propia no hay que dejar de cuidarla, en el barbecho y en la primavera más esplendorosa. Cuánto trabajo nos ahorraríamos si desde pequeños nos enseñasen lo importante que es saber mirar adentro sin asustarse, conocerse y explorarse, seguir la intuición y tener fe en lo más grande que tenemos, nosotros. Los artífices de los logros de nuestra vida, canales de percepción y sensibilidad, defectos y virtudes formando una totalidad perfecta y única, en la ridiculez que ocupamos en la inmensidad del universo.

 

Ironías de la vida decía antes. Justo cuando buscaba una salida, se dibujó una nueva alternativa que ni imaginaba. Y mientras tanto, intento desarrollar una profesión que siento más cerca de aquello que quiero ser algún día, sin dejar de dar oportunidades a lo que la vida me va mostrando. Qué claros se ven los caminos después de haberlos recorrido, qué fácil imaginar sentidos y razones cuando ya todo ha pasado. La fe en esa claridad es la que a menudo nos hace seguir incluso a ciegas por caminos que desconocemos. La intuición y la fe, tan poderosas, sobre todo cuando las escuchas en tu silencio interior.

Pero todo es relativo, las voces que escuchamos en el silencio pueden ser las nuestras propias. Y al fin y al cabo, ¿no son esos nuestros verdaderos deseos, aquellos que afloran en la sinceridad silenciosa de nuestro interior?

«…Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros,
los destaparemos en la intimidad con la punta del zapato…»

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Ban Desde mis Brumas

Cuando todo es tan facil…

Que no tienes que censurar lo que haces o dices.

Que eres tú misma, con lo bueno y lo malo.

Que aceptas tu humanidad y trabajas tu tolerancia.

Que la lealtad y la complicidad acompañan vuestro camino.

Que tu crecimiento se alimenta del suyo. Y vicecersa.

Que él te suma, y no te resta.

Que el valor de las pequeñas cosas palpita en cada día.

Que juntos desdibujamos la rutina.

Que no necesitamos cambiarnos y nos aceptamos así.

Que somos solo presente, pase lo que pase mañana.

Que no me quedan más palabras que las que regalo cada día como si fuera el último.

Que el respeto, la complicidad y la alegría nos llevan de la mano.

 

Es entonces cuando podemos decir que nuestro amor es sano,

que crecemos como dice «El Profeta» sin hacernos sombra,

arraigados independientemente en la misma tierra,

porque al fin y al cabo, ni el ciprés crece bajo la sombra del roble,

ni el roble bajo la sombra del ciprés.


Image by devilshark

Recomendando: Del Matrimonio, de «El Profeta» de K.Gibran.

 

Notas:

He escrito sobre un sentimiento propio y ajeno a la vez. Propia la fortuna, y ajeno el desconsuelo por personas cercanas intoxicadas por la dependencia que ahora mismo no son capaces de imaginar que existe un amor sano, sin necesidad de cambiar al otro, sin culpabilidad, sin pensar cada cosa que dices. Un amor donde hay admiración por el otro, donde se nutre el crecimiento y se comparte desde lo grande hasta lo pequeño, multiplicando alegrías y repartiendo la carga de las penas. Una amistad profunda y sincera, pero con una chispa especial. 😉

Hay muchos tipos de amor, cada uno puede entender el suyo y definirlo, pero una relación en la que no eres tú misma y dudas de lo que piensas y sientes, eso no es amor.  Posiblemente se llame dependencia o relación tóxica y lo disfracemos de lo que nos gustaría que fuese. Pero el amor de verdad fluye y se identifica porque te mira a los ojos.

mereces eso y más. Respeto, confianza, ilusión y complicidad. Que no te pise nadie y especialmente tú misma. Eso sí que no.