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Letargo

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Image by gothessa

«Los instrumentos soplaban lamentos, Caperucita,
entre la paciencia y el nervio avanzaban.
La castañera pelaba boniatos
y un olor a carbón invadía las calles,
que sigilosamente andaban.
Cantaban los pájaros su despedida,
Otoño había llegado y con él
la melancolía del Verano.

La gente bajaba a los túneles
envueltos por Viento,
que subía corriendo escaleras
perseguido por Metro,
que cada tres minutos vaciaba los andenes.
Y así la familia Metro al completo
transportaba a la gente de hogar al trabajo
y del trabajo al calor del hogar, continuamente.

Recuerdo, andaba tras Pasado y Presente,
su hermana Melancolía caminaba, dulce y amarga.
Pasado tras Presente eternamente y Futuro al frente,
misterioso y enigmático, siempre con permiso de Tiempo,
sinónimo de cambios y soplaban vientos.

Por fin llegó la Primavera y los niños amapola,
la música triste se llenó de color
y la ciudad entera salió a las calles a saludar a Sol.
Los días se alargaron y con ellos perdió el sentido esta canción,
gris y desencantada.
Hasta el próximo Invierno hermanos y hermanas.»

Nota: Me ENCANTA esta canción, fue una inspiración y un empuje cuando empecé a hacer podcasts.

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La chica del tren

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Image by sashatrier

Me subí al tren en Amberes, en dirección a Bruselas. Dado que tuve que llegar apurando, no estaba segura de si pararía en mi estación y pregunté a una chica joven que escribia entretenida en su agenda. En un inglés maravilloso me dijo que estaba prácticamente segura de que paraba en la estación Central, pero que si me asomaba fuera, podría verlo en un panel.

– Te creo, no te preocupes 🙂
– ¿Eres española?
– Vaya, el acento, no? Hummm…
– No es por eso, es por tu aspecto supongo, por tu cara…
– Ah, bueno, pues si…

Y ahí comenzó una agradable conversación de tren en un español más que bueno. Quizá ella se sorprendería si supiera que escribo sobre aquel breve momento que pasamos juntas charlando. Somos ignorantes de las huellas que dejamos en los demás.

Esta chica sin nombre es rubia, de ojos claros, y con una seguridad seductora pintada en su expresión. Es luchadora, decidida y valiente. Me contó que habla persa, gracias a su novio y aparte estudia español, árabe, inglés y habla francés y holandés. Estudia una carrera sobre traducción, pero con lo que ella sueña es con trabajar en una embajada. Yo le dije sin dudarlo que lo conseguiría, y ella me dijo que siempre se había lanzado a por las cosas que ella quería en la vida, que había que distinguirse de los demás en un mundo tan competitivo. Le encanta el español y lo habla de una manera deliciosamente correcta. Estaba indignada porque en su clase de español no tienen nivel suficiente y ella, que tan graciosamente enriquecía sus frases con adverbios, no podía entender que hubiera compañeros que no pudiesen hacer una frase entera correcta.

La chica del tren me dijo que aprovechaba a charlar con los españoles que se encontraba y así practicar y mejorar el idioma. Me hacía sonreír su decisión y su encanto natural. Cuando menos lo esperaba me dijo: «Y la última pregunta, ¿cree usted que soy belga?» Y le dije, «si, porque no?». Y mientras se levantaba me dijo sonriendo que al ser rubia y de ojos claros le solían decir que era rusa. Esa era su parada y casi sin darme cuenta se estaba despidiendo amablemente. Yo quería darle mi email, pero no había tiempo, así que la despedí sonriendo. Esa chica arrebatadora dejará huella. Pequeño torbellino valiente.

Continué mi viaje hacia Bruselas, saboreando estos momentos de humanidad y un cachito de chocolate que llevaba en mi bolso.
.
.
.

Y esta mañana volvía a saborear esta canción, recordando otros trenes que pasaron…

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Amber-es

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Si de Bélgica solo visita Bruselas, posiblemente se lleve una imagen del país muy distinta a quienes se dejan llevar por el encanto de las ciudades menores y pequeñas poblaciones. Ya tuve el gusto de explorar brevemente Gante y Brujas en mi última exploración belga en Mayo, y esta vez disfruté mucho del día escaso que pasé en Amberes.

Es una ciudad con encanto y mucho ambiente en las zonas de compras; una zona histórica embriagadora, la fascinante estación de tren con más de un siglo de historia, calles elegantes llenas de tiendas chic y agradables paseos. Esta vez me sorprendió su elegancia y me quedé con ganas de más. Salir a cenar, ir de compras y perderse por esas calles históricas es un plan para la próxima visita sin duda.

Todo aderezado con el perenne aroma a gofres que invade las calles comerciales y el encanto otoñal que disfruta de sus últimos días de reinado antes de la llegada de la navidad, y con ella el frío invierno.

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Bruselas

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Bruselas no me gustaba, después de habernos conocido el pasado mes de mayo, en otra visita de trabajo. Es bastante representativo que solo he hecho 3 fotos en 3 dias de estancia. No me encandila como otros lugares y al contrario, tiene muchas cosas que me echan atrás. Es ante todo una ciudad de contrastes.

En la zona centro, a escasos metros de la Grand Place, zona más historica y representativa de la ciudad, hay borrachos gritando y hablando solos, gente tirada en las calles y en los metros. Malos olores, dejadez y un escaso desarrollo turistico. La elegancia y el glamour se desplaza a otra zona de la ciudad, en crecimiento, que recuerda en ocasiones a un pequeño París. Se trata de la zona de Louise o el area de la UE. Se potencian los lugares que más pisan los mandatarios y se descuidan las zonas históricas.

A solo 2 paradas del metro del centro se encuentran zonas plagadas de mal ambiente, bandas extranjeras y bastante abandono. Llama la atención que junto a una de las principales estaciones de tren te de inseguridad caminar por la calle. La primera vez me encontre por sorpresa en esta zona, que desconocía, y ha sido la unica vez que me he sentido insegura en alguno de mis viajes laborales. Llamaba la atención verme con mi traje y mi maletín, caminando rápido e intentando pasar desapercibida.

En este viaje he podido descubrir esas otras zonas más elegantes, más cuidades y arquitectónicamente atractivas. Quizá ahora sí podría recomendar pasar más de un día en Bruselas. Lo que sí podría recomendar a la ciudad es una planificación turística en condiciones, pues entre tanta comisión europea, organismos, congresos y reuniones, se olvidan de impulsar un patrimonio, museos y desarrollo de las zonas históricas. Bruselas es mucho más que el famoso Meneken Pis o el Atomium, pero hay que saber mirar para descubrirla.

Gofres, chocolate, cosmopolitismo, descuido, corbatas, nieblas matinales que no se despejan, comida étnica, arquitectura, metros, tranvías.
Es mi resumen de estos días. Mañana una nueva cita con la ciudad, cena de despedida y…. Estonosepara….
bruselas
Y de metro en metro no puedo dejar de canturrear…

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Mudanzas

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Image by cats aint waterproof

Por fin ha llegado intenet a la nueva casa. Hacía días que tenía ganas de escribir sobre las mudanzas y dada la situación no me ha sido posible más que mi último fugaz post en un break de trabajo.

Mi relación con las mudanzas y los traslados es un tanto extrema, y sobre todo en los últimos años, las mudanzas me han marcado bastante. De niña no recuerdo apenas mudanzas, pese a que nos desplazamos de un lado a otro del país en dos ocasiones y dos más de casa hasta llegar a «la definitiva». Supongo que al ser pequeña (si, más aún) me escaqueé de todo lo que ello implica y no pude hacerme una idea, claro. Eso sí, perdí en una de las mudanzas a mi gran amor, un enorme oso panda del que me enamoré platónicamente cuando tenía dos años y era mucho mas grande que yo.

Pasó el tiempo y llegó el momento de irme de un lado a otro de España de nuevo, con el coche lleno y el corazón tembloroso. Por delante estaban los 8 años que viví en Sevilla, sintiendo dolor en el alma cada vez que me iba de Galicia para volver a una ciudad que nunca he llegado a hacer completamente mía. Como tenía el hogar familiar, me fui llevando cosas progresivamente y según necesitaba.

Llegó la separación de mis padres, su mudanza y el momento de incluso llevarme recuerdos familiares, apuntes, cuadros, figuras pintadas por las artistas de la familia, etc. Llegó dos años después el momento de separarme yo, empezando entonces mi relación «traumática» con las mudanzas. En el post anterior, me hizo sonreir la actitud de Shubhaa al comentar que para ella las mudanzas son liberadoras, para desprenderse de todo lo viejo. En mi caso, he tenido y aun tengo mucho por aprender para saber desprenderme.

Me encontré en el difícil momento de tener que abandonar mi hogar conyugal en 3 días. Y aquí entra en escena la parte emocional, la que tiñe de sabor dulce o amargo una mudanza. En este caso, mi mudanza sabía a fracaso, tristeza, recuerdos, nostalgia… y también liberación y necesidad de encuentro conmigo misma, por supuesto. No se qué hubiera hecho sin la Mujer Sonriente y su madre, que me ayudaron a empaquetar todo y a superar los momentos de bloqueo y tristeza. Recuerdo que me quedaba paralizada mirando mis cosas, en muchos casos sin saber qué guardar y qué tirar. Había tanto en aquella casa… Tenía zapatos incluso con más de 15 años, madre mia!

Hice la mudanza en 3 etapas, separadas por meses, hasta que llegó la definitiva y todo lo que allí quedó, ya no es mío. Volví a aquella casa que yo llené de hadas y sentí en aquel momento tan ajena… Y solo tuve ganas de salir de allí, dejando lo que tuviese que quedarse.

Pasé de vivir a mis anchas, a tener que ceñirme a 30 metros cuadrados de mi pequeña casita encantada, mi hogar de «soltera» durante un año y medio. Poco a poco tuve que aprender a tirar, a soltar, a vaciar la mochila. Sigo teniendo muchas cosas de las que no quiero desprenderme: regalos, hadas pintadas por mi madre, cosas que representan mucho para mí, libros de mis preferidos…. Pero es cierto que cada vez son menos cosas las imprescindibles. Busco adornar la casa con telas más que con cuadros, que tantos problemas me han dado para guardar y transportar; prefiero desplegar las fotos por la casa, perfumarla de incienso, poner una vela, y ya la siento mía. Lo decía hace unos días, me siento más yo cuanto más ligera camino. Siento atracción hacia esa idea, me encuentro en la búsqueda de lo esencial.

Mis dos últimas mudanzas han sido mucho menos traumáticas, teñidas de ilusión por el encuentro y la necesidad de un cambio. Cargué mi pequeño coche hasta extremos insospechados y me embarqué en una nueva etapa para mí. Curiosamente me siento más en mi sitio ahora, entre el Mediterráneo que me rodea, que tras 8 años en Sevilla. Quizá sea el mar, quizá simplemente que hay lugares más hechos para nosotros que otros, quizá las energías, quizá el compañero de viaje, o una mezcla de todo, quien lo sabe! Hace dos semanas nos acompañó alguien muy especial, que perfumó la casa para cuando yo entré en ella y compartió con nosotros momentos intensos e inolvidables, como la primera comida en la casa (chinooo!). Gracias siempre KATREyuk.

Me sigue agobiando mudarme y ver que tengo muchas cosas, cajas de zapatos con recuerdos, adornos, ropa que quiero ponerme y no lo hago… Sin embargo, esta última mudanza ha sido compartida y disfrutada. Es una nueva casa, más espacio, más calor de hogar, más lugar para las visitas. Más nuestra, sin duda.

¡Cómo cambia la vida, cómo pasa lo malo y cómo pasa lo bueno, claro que si! Vamos poniendo tiritas, cinta adhesiva en nuestras vidas y nos vamos recomponiendo.

«…Es la historia de mi vida
Una huida hacia delante
Y si pierdo la cabeza
¿Quién me va decir que paré?

Tienen prisa por hacer que me calle
Pero yo canto lo que quiero y lo que siento
Canto lo que me sale
Igual que mi corazon late

O igual me caigo por un precipicio
Pero yo soy la que decido
Cuando salto y con quien me rio
Y si lloro yo decido

A quien le muestro mis lagrimas
Una princesa dormida
En un castillo vacio
Al despertar se dio cuenta
Que estaba fuera de sitio

En medio de la ciudad
Anda arrastrando su traje
Las joyas de su corona
No sirven para este viaje…»

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Too many ways

calabaza-sorprendida

Desaparecida ando desde hace unos días gracias a Telefónica, que nos tiene abandonados y no nos cambia la línea. Regresé de mis viajes para zambullirme en una mudanza. Ahora, vuelvo feliz y contenta a mi casa nueva, con ganas de que llegue el fin de semana para terminar con las cajas que pueblan los rincones.

La casa nueva es calentita, perfecta para este otoño. Veo desde el sofá árboles y la luz del sol jugando con ellos durante todo el día. A veces se enfada el sol y se refugia entre nubes, pero pronto se reconcilian y alegremente juegan al escondite. La casa nueva invita a la fantasía; se exponen las paredes dispuestas a dejarse engalanar. Mis hadas, el sol de la pared y el Principito golpean las cajas para que les deje salir. He tenido que dejarles algo de chocolate para que aguanten hasta el fin de semana. Ayer saqué de mi caja los tulipanes de madera… ya parece mi-nuestro hogar.

Me gustan mis cosas, encariñarme con ellas, y me gusta desprenderme, aunque cueste. Dejar caer pétalos hasta que salgan los nuevos. Siento que voy más ligera cuanto menos tengo. Quizá los retazos del pasado dejan más sitio al placer del presente.

Y en el presente hay tantas maneras de perderse, de encontrarse… o simplemente de sentarse y estar… (estando)…

….mmmmm…. swirling in the air…. shifting as I stare…


«…too many days
to find too many ways
to get lost
or get found
or just stay here sitting round

I hide my head between my arms
and see all things flying by
swirling in the air
shifting as I stare…»