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Copenhague

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De nuevo el trabajo me ha traido a Escandinavia, lugar donde siempre me quedan mas y mas ganas de volver. Parece que cuanto más subo, más encuentro el norte… 😉

Hoy me he reconciliado con Copenhague. Ayer empezamos muy bien, con un bonito cielo rosa por la mañana. Y después, el cielo se enfurruñó (ya se sabe por aqui que es algo caprichoso), comenzó a llover, a hacer frío…. y yo no podía ver mucho más allá de mi sombrero de lluvia (para qué paraguas! soy una gallega valiente!). Terminé mi jornada laboral solo con ganas de retirarme a mis aposentos.

Hoy sin embargo, el día se mantuvo un poco tonto, chispeando a veces, frío, como no, pero no ventoso. Así se llevaba mejor… Pude mirar al cielo y echarle piropos. Descubrir parques escondidos, con colores de otoño, pequeños lagos…. Encontré un puerto maravilloso entre las brumas de la mañana. Veleros que podrían contar mil historias, casas de colores, pescadores… Casi llegaba el aroma a vida y a mar que se respiraba en el pasado. Hoy las terrazas dominan esas mismas calles donde se repartía el pescado; hoy los daneses cuidan con mimo cada rincon de su preciosa ciudad.

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Llegó el premio al trabajo, al optimismo, a la alegría, a las canciones que me canto por la calle. Salió el sol para mí y solo para mí. Claro que los daneses no sabían todo el poder que ejerzo sobre la ciudad…. Mejor que no lo sepan. La gente estaba más contenta. Las bicis con carritos llevando 3 o 4 niños dentro trotaban alegremente, trafico de bicis mayor que de coches. Divina sostenibilidad. ¡Cuanto por aprender!

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Y pensar que el día empezó así…
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Y si amanece por fin…

Cuando una madruga para trabajar temprano, a veces se encuentra estas recompensas…
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Amsterdam. Oct.2010.

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Amsterdam es canalla y natural. Descarada, repleta de olores: dulces, marihuana, lluvia, hojas de otoño, agua. Amsterdam es compartido y abrazado. Redescubierto, re-encontrado. Y yo en esos pies helados. En la glotonería, en el sol, en el granizo, en los mapas, en los tulipanes, en los estereotipos.

Amsterdam es joven, llena de tatuajes, música, perfumada de pecados, enraizada en la historia, envuelta en arte y cultura.

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Amsterdam es ver la vida sobre dos ruedas, sintiendo la brisa en la cara, la vida en los labios, la noche en el sexo.
Luces rojas, infinitos canales, prisas, rudeza, colores, encanto perenne.
Me encanta.

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New Shoes

Hoy sólo necesitaba ponerme mis botas marrones de tacón. Pisar fuerte y machacar todo lo que tenía por hacer. Si hay un himno en mi vida es el mas que mentado estonosepara. Cuando llega la temporada, entro en un desenfreno de viajes, deadlines y tiempo que parece nunca suficiente. A eso le sumamos las tareas, cocina para una vida medio sana, el gym y las relaciones amistosas y familiares a distancia, es la bomba.

Para estos momentos de hiperactividad, en los días en que el estrés se apodera de mí y me cuesta no dejarme llevar por la inquietud o el mal humor, busco estímulos que me lleven al optimismo. Recordar lo afortunada que soy por todo lo que tengo y dejarme llevar por la música es lo que mejor me funciona. Llega un momento en el año en que entro en crisis musical y necesito cosas nuevas para añadir a los clásicos que me acompañan siempre. Paolo Nutini llegó casi de la mano de Zahara, gracias a KATREyuk, y aunque con un disco mejor que otro, tiene un monton de temazos calificados como Canciones Buenrolleras.

Hoy, además de pisar fuerte con mis botas, necesitaba escuchar este tema, y cuando he visto el video, me ha sacado otra sonrisa. ¡Es un crack!
Disfrutadlo y ánimo, mañana ya pasaremos del ecuador de la semana laboral!

«…Hey, I put some new shoes on,
and suddenly everything is right,
I said, hey, I put some new shoes on and everybody’s smiling,
it so inviting,
Oh, short on money,
but long on time,
slowly strolling in the sweet sunshine,
and i’m running late,
and i dont need an excuse,
‘cause i’m wearing my brand new shoes… «

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Los ojos amarillos de los cocodrilos

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Lo compré el día antes de embarcarme en mi viaje a Escandinavia, por su argumento y su grosor. No calculé mal, porque me ha gustado y me ha durado justo la semana del viaje. 🙂

La historia es sencilla y no tiene argumentos deslumbrantes ni grandes intrigas, en mi opinión. Simplemente la evolución de una mujer que desconoce sus posibilidades. Las circunstancias de la vida la pondrán a prueba para dar lo mejor de sí y descubrirse, aceptarse y quererse. La interacción de los personajes y las historias que se cruzan hacen al libro muy entretenido.

Os dejo mi selección de los mejores párrafos:

«Era como si recuperase el tiempo perdido: de pequeña no tenía derecho a llorar. Un gesto de llanto y venía la bofetada, que silbaba en el aire y llegaba para quemarle la mejilla. Comprendió, mientras derramaba las lágrimas, que estaba tendiendo la mano a esa niña que nunca había podido llorar, que era una manera de consolarla, de tomarla en sus brazos, de hacerle un pequeño sitio a su lado. Es extraño, se dijo, tengo la impresión de desdoblarme: la Josiane de treinta y ocho años, astuta, determinada, que sabe llcar las riendas de la vida sin ser vapuleada, y la otra, la niña de cara sucia y torpe a la que le duele la tripa de miedo, de hambre, de frío. Llorando, las reunía a las dos y se sentía bien con ese encuentro»

«A joséphine le hubiese gustado detener el tiempo, quedarse con ese momento de felicidad y guardarlo en una botella. La felicidad, pensó, está hecha de pequeñas cosas. Siempre se la espera con mayúsculas, pero llega a nosotros de puntillas y puede pasar bajo nuestras narices sin darnos cuenta.»

«Tengo que retener este instante. Tiene que durar un poco más para que se imprima en mi memoria. El momento en el que él ha dejado de ser el hombre que amo y me tortura para convertirse simplemente en un hombre, un compañero, no un amigo todavía. Medir el tiempo que he tardado en llegar a este resultado. Saborear este momento en el que me desligo de él. Hacer de ello una etapa. Pensar en este momento preciso me dará fuerzas más tarde, cuando flaquee, dude, pierda valor. (…) Una señal en el camino. Gracias a este momento, seré más fuerte y podré continuar avanzando sabiendo que hay un sentido, que todo el dolor que he acumulado desde que se fue se ha transformado en un paso adelante, en una progresión invisible. Ya no soy la misma, he cambiado, pero no ha sido en vano.»

Mi favorito:

«La vida es una persona, una persona que hay que tomar por compañera. Entrar en su corriente, en sus remolinos, a veces te hace tragar agua y te crees que vas a morir, y después te agarra el pelo y te deja más lejos. A veces te hace bailar, otra te pisa los pies. Hay que entrar en la vida como se entra en un baile. No parar el movimiento llorando por uno, acusando a los demás, bebiendo, tomando pastillitas para amortiguar el choque. Bailar, bailar, bailar. Pasar las pruebas que te envía para hacerte más fuerte, más determinada.»

«Más tarde se había preguntado desde cuántos ángulos podía percibirse una misma persona y qué angulo era el bueno. Y si los sentimientos que se albergaban hacia esa persona variaban según el ángulo… (…) Entonces, ¿en qué se basa el nacimiento de un sentimiento? ¿En una impresión fugaz, fluctuante, cambiante? ¿En un ángulo que se desplaza, dando lugar a una ilusión que proyectamos sobre los demás?»

«Quería coger todos sus sufrimientos para que no tuviese penas, para que caminase hacia delante, despreocupada y ligera…. Hubiera dado mi vida por ella. Lo hacía con torpeza, pero porque la amaba. Se es siempre torpe con la gente que amamos. Los aplastamos, los sobrecargamos con nuestro amor»

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El pasado con patitas

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Las personas tendentes a la melancolía, aunque sea optimista, tenemos la costumbre de mirar de vez en cuando hacia atrás. De buscar que fue de aquellos que ya no estan en nuestra vida. Esos a quien quisimos y de alguna manera queremos, pero por su decisión o por acuerdo, decidimos no seguir en contacto. En este mundo cada vez mas pequeño en distancias y conexiones, no es difícil toparte con posos del pasado.

Redes sociales abiertas, donde encuentro incluso una foto de mi boda. Esa yo tan distinta a la que siento hoy. Más entregada, más ingenua, más insegura, mejor para unos y peor para sí misma. Una foto de él en el que fue nuestro hogar, tan lejano, donde áun habitan mis gatos, donde yacen enterrados los sueños pasados, en la misma tierra donde naceran las flores de su nueva primavera.

Redes sociales cerradas, cada vez más difíciles de encontrar. Desconsuelo por los que no quieren ser encontrados. Desazón por no ser capaz de simplemente no volver a pensarle. ¿Es posible? ¿Es ansia de controlar a los demas? ¿Quiero controlar incluso mi recuerdo en su retina?

Sea como sea, puertas abiertas o cerradas, el pasado tiene patitas y corretea a su antojo por los archivos de mi mente. Se refugia en carpetas cada vez más inaccesibles y comprimidas. Me limito a acceder a la carpeta de archivos recientes, con ansias por ampliar mi biblioteca de sensaciones y experiencias.

Diseccionemos a los que ya no están en el presente y quedémonos con aquellos instantes, con aquella persona que sí fue la nuestra durante un tiempo. Ni yo soy la que era, ni ellos tampoco. Posiblemente compartiríamos un café con una nube de extrañeza. Las ganas de abrazar y sentir cerca quien compartió años a nuestro lado se mezclan con la desorientación, la incomodidad, la voluntad de no dañar. Ni ellos son mi Él, ni yo soy su Ella.

Cayeron pieles de serpientes renovadas.
Voló como Ave Fénix mientras yo le observé alejarse.

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Mirada de otoño

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Creo que si mis ojos fueran una estación, serían sin duda el otoño…

El otoño siempre me ha generado melancolía.Volver a las obligaciones, ver marchitarse el verano, sentir frío,… Sin embargo, cambia la mirada cuando el otoño dibuja en colores, satisfecho, tras la plenitud del verano. Recuerdo una excursion que hice con mis padres hace ya algunos años, ni ellos ni yo se habían divorciado. La llevo dentro con cariño porque hicimos juntos un viaje breve en el que todo fue fantástico. Recorrimos el Parque Natural de los Ancares, en Lugo, una zona impresionante y maravillosa. Toooodas las montañas estaban repletas de colores: verdes, amarillos, rojos vivos, naranjas, marrones. Un mosaico de belleza que adquiría aún más esplendor con los rayos del sol.

En aquel viaje llovía y hacía frio. Tomamos caldo galego en una palloza y de manera mágica apareción una banda de gaitas que estaba ensayando para una cena que habría despues. Cogimos en aquel viaje unos 20 kilos de castañas deliciosas, mientras llovía; ibas viendo una y otra, entre las hojas secas, y no podías parar de recogerlas. Compartimos mucho en aquel viaje: buena comida gallega (nunca falta), momentos de complicidad y magia, naturaleza, cercanía y tranquilidad. Quizá fue un día y medio, pero yo no olvidaré nunca. Da igual lo que vino después, las separaciones y las tristezas, yo me quedo con aquellos momentos, esa vista sobre las montañas gallegas pintadas de colores.

¿Y a qué viene esto? Pues simplemente os iba a hablar del maravilloso otoño de Oslo y se me ocurrió que no es maravilloso por ser noruego, sino por ser otoño. Y el otoño nos envuelve y nos mece a todos los de este lado del mundo; nos susurra palabras tranquilizadoras mientras llegan los fríos, nos va quitando las hojas poco a poco… despacito… para no hacer daño. Hasta quedarnos desnudos y temblones, limpios, para volver a renacer con las hojas verdes.

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Otoño de la cabeza a los pies. Desde los pies, hasta el alma… 😉

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Otoño en Estocolmo

Mientras España recibe al otoño por la puerta grande,yo me encuentro con un dulce frío otoñal en esta ciudad tan joven y dinámica. Me han cautivado las zonas próximas al mar, isletas, barcos atracados, árboles empapados de otoño y muchas ganas de explorar. El cansancio y las obligaciones me mantienen un tanto cautiva pero mañana será otro día en el que seguramente me encontraré nuevas miradas de Estocolmo. A continuación lo mejor de hoy. 🙂 Mañana más!
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Zaz

Hoy he tenido varios regalos. Alguna buena noticia, personas agradables con las que trabajar, unos comentaristas de lujo y un mail de mi amigo Tongue recomendandome a ZAZ. Tuvo que pasar desapercibida su recomendación en otro mail, pero sin duda le agradezco el recordatorio porque me está encantando descubrirla y escucharla. Es diferente, especial, y con muchisimo carisma. Me transporta al París que más me gusta, el de Montmartre, el de los cantantes callejeros, el de el encanto en cada rincón…

Que ganas tengo de llevarla en el iPod! Gracias Tongue! Espero que para vosotros también sea un descubrimiento agradable, navegantes.
¡Feliz fin de lunes! (ya estamos más cerca del viernes!) 🙂

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Mapas y maletas: Estocolmo

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Este trajín laboral que llevo de manera casi constante, hace que me ausente injustificadamente de mis brumas, muchas veces acumulando cosas que contar y posts que se evaporan. Quizá por querer escribir de una manera más global, resumiendo viajes, o elaborando posts sobre mi manera de ver la vida, a veces no cuento con el tiempo o los recursos necesarios para mantener el blog tan vivo como quiero.

Así que he tomado la determinación de escribir quizá de una manera más fugaz, más estilo cuaderno de bitácora cuando esté de viaje. A estos posts los catalogaré por Mapas y Maletas, que es realmente como resumo estas vivencias laborales, recorriendo ciudades europeas y descubriéndome en ellas.

Empezamos. En esta segunda temporada de viajes, voy sola. Antes del viaje siento una mezcla de incertidumbre y desasosiego, una cierta pereza por alejarme de mi nido. Al fin y al cabo, la tranquilidad y seguridad es lo que más reconforta a una parte de mi, a la niña creo. Mientras que los retos y el autodescubrimiento, motiva y empuja a a mi parte más aventurera.

Hoy he volado a Oslo y después a Estocolmo. Me ha maravillado contemplar desde el aire la silueta de Dinamarca, sobrevolar Noruega y descubrir unos bosques tupidos de abetos inmensos y árboles, lagos esculpidos entre valles y montes. Intensas brumas envolvian Oslo en una lluvia fría de otoño, contrastando con un Estocolmo mucho más amigable y despejado que me recibió con un suave y precioso atardecer (foto aerea).

Y entre trajín, problemas que se presentan, y yo me descubro en ellos mucho mas serena, aún nerviosa por los contratiempos, pero al fin y al cabo comedida, sujetando las riendas de las emociones, dando a la niña una piruleta para que se tranquilice.

Viajar sola tiene cosas buenas y cosas malas, por supuesto. No tengo con quien cenar o salir a tomar algo, pero yo misma organizo mi trabajo a mi manera, elijo los lugares en los que más me apetece cenar, me llevo de paseo y me rio y hablo a mi misma de las cosas que me llaman la atención. Ya me voy conociendo y se lo que me gusta, ventajas tendría que tener eso no? No compromisos, solo yo con mis circunstancias. Creo que ya me voy llevando mejor conmigo, aunque a veces tenga mis peleas, seguidas de reconciliaciones, como las de los amantes apasionados. Quizá consiga amarme algún dia como puedo llegar a amar a los demás. Parece un sueño pero… ¿por qué no? Por intentarlo no será…

Mientras tanto, encontrando(me) más el norte que nunca, deseo fervientemente encontrarme en mi cama con mi nuevo libro,regalito motivador para este viaje que estoy devorando y disfrutando, «Los ojos amarillos de los cocodrilos». Algún trocito tengo ya marcado… a ver si puedo traerlo estos días!

Dulce semana, navegantes.
Namasté.