En un día lluvioso y de baja energía, solo nosotros podemos aportarnos aquello que nos hace bien. En mi caso fue una buena compañía y algo dulce… el resto llegó solo! Antes de dormir, yo me regalo algo que hace años no tomo: leche auténtica asturiana y cookies. Seguro que dormiré de maravilla….
Hacía tiempo que no ponía mis fotos del Camino. Recientemente dos amigas han hecho un tramo del camino solas, como mujeres valientes que son, una atravesando Castilla y la otra, desde Santiago a Fisterra, una ruta que debe ser preciosa.
Al ver sus fotos, algunas similares a las mías, he recordado muchos de aquellos momentos vividos. En este caso, os muestro las botas en el balcón del primer albergue donde dormi, un lugar especial y lleno de encanto. Domí en una habitación llena de franceses, sola, inquieta, pero feliz de cumplir mi reto. A las 9 estaba acostándome, ¡qué diferencia con la vida del día-a-día!
Recuerdo los días del camino como los más humanos que he vivido. Sin caretas, la gente te saluda amablemente, te acabas curando las ampollas con un desconocido o intercambiando confidencias a lo largo de los kilómetros.
Los días son duros y afloran los temores ocultos en ocasiones. La vida era más simple. Levantarte temprano, caminar durante horas, llegar, ducharte, almorzar, dormir, disfrutar un rato libre, cenar, acostarte temprano.
El placer de la ducha y el descanso cobraba especial protagonismo en aquellos días. Era como una fiesta, a la que se apuntaba mi amiga la crema antiinflamatoria, droga indispensable para aquellos días de dolores itinerantes (hoy los gemelos, mañana la cadera, luego el pie,…).
Si esas botas de la foto pudieran hablar… ¿os imagináis qué historias os contarían? ¿Desde dónde llevan caminando? Qué bonito sería escuchar sus historias….
A vosotros, caminantes de la vida, os deseo un excelente fin de semana, que ya casi estamos en viernes y hay muchas horas de esparcimiento por delante.
Ana y yo compartimos este anochecer hace unos cuantos meses…
Hoy he tenido un humor excelente. Comenzar la semana sana como una manzana, después de haber estado malucha la anterior, me puso muy contenta. Por la tarde disfruté de la compañia siempre agradable de mi gran amiga Anita Sonriente.
Un te, magdalenas de chocolate, confidencias y charlas varias nos llevaron a divagar sobre cómo han cambiado las cosas y cuánto hemos crecido ambas en los últimos casi dos años. El tiempo vuela, pero nosotras simplemente nos limitamos a caminar y caminar a pesar de las tormentas o baches que encontrásemos.
Hoy en día, nos respetamos más a nosotras mismas, somos más conscientes -aún imperfectas-, más pacientes; limitamos nuestra responsabilidad a nosotras, nuestro único territorio por gobernar. Tratamos de decir «por aquí no sigas» cuando algo nos hace daño y no necesitamos demostrar tanto para sentirnos válidas y reconocidas.
Nos unieron nuestras familias rotas hace… ¿4 años? No sé, parece que nos conocemos de hace mucho tiempo. De hecho creo que conoció a otra yo, que vive en mi, por supuesto, pero me veo tan lejana de entonces…
Atrás quedó el conformismo, la Mujer Salvaje que no era consciente cuánto necesitaba sacar a la luz, que vivía ahogada en sí misma, entre dependencia y culpabilidad. Atrás quedaron los afectos que él dedicó a otra persona cuando yo más lo necesitaba; atrás quedaron los miedos a saltar de un barco sin rumbo; atrás quedó tanta inseguridad, tanto sufrimiento, mi mirada lejana.
Atrás quedó la simple carencia, la pasión perdida, la ilusión vacía. A veces duelen más eso que no sucede que todos los excesos y discusiones. No llegaron palabras, comprensión, apoyo… porque no tenían que llegar quizá. Necesitaba sentirme tan sola para fugarme conmigo.
Necesité cambiar el color de mi pelo, tatuarme, establecer mi autodependencia, permitirme equivocarme, hacer muchas cosas, volar mucho y muy alto, dejándome caer a ras de suelo de vez en cuando.
Aprendí mucho del dolor, tanto que hace unos meses no dudé en tener el valor de hacerme mi segundo tatoo, a pesar de las 2 sesiones de dos horas para esculpirlo. Todo es pasajero. Absolutamente todo. (eso me escribi en la mano y miraba mientras me dibujaban un precioso y colorido mar, hecho solo para mi).
Esto también pasará. Son las palabras que más pueden anclarte a la tierra cuando vueles y más pueden elevarte cuando te arrastres.
Me gustó recordar con Ana, compartir recuerdos como compartimos carcajadas. Ya no duele. Se que quienes ya no están en mi vida, no deben estarlo, por mi bien y por el suyo. A veces simplemente hay personas que no se hacen bien estando juntas, se restan energía.
Y hay personas que se hacen mucho bien…
…compartiendo la sencillez de un te. 🙂
PS: No sé por qué ha venido Pedro Guerra a mi mente y buscando temas suyos, este encaja de maravilla con el post… ¡Feliz semana navegantes!
Image by pacsaman
«Algun dia aprenderé el porque de algunas cosas
empiezo a aprender como camina mi corazón me precipito, salto al vacio, luego me siento y me pongo a buscarme
Y me busco, busco me busco…..
Y no paro de buscarme mas y doy vueltas y pienso sin parar
y me miro en el espejo despacito,
me analizo y me enfado otra vez conmigo
y me digo anda ya mujé
si to tiene solución menos la muerte Y me levanto mu segura
y me echo a llorar como una niña oscura
Ya no me divierto pienso algunos dias
y al otro dia no hay sol que me acueste
me echo a correr buscando no se que
pensando que tal vez es posible reponerse
Ya no me divierto pienso algunos dias
y al otro dia no hay sol que me acueste
me echo a correr buscando no se que
pensando que tal vez es posible reponerse
Y yo mientras busco me busco…
y yo busco me busco y me busco…
Y cuando mi cuerpo termine de llorar, echaré una ramita al mar
que esa balsa pá un marinero naufrago
y pá que no vaya atienta le pondré yo un faro
Y ahora que he caido al fondo de una piscina
que ni una gotita de agua tenia
voy a recoger mis alitas rotas
y las pegaré trocito a trozo y volaré Yo soy una montaña rusa que sube que baja
que rie que calla confusa me dejo de llevá llevá
por lo que los dias me quieran mostrar
Soy una montaña rusa que sube que baja
que rie que calla confusa me dejo de llevá
por lo que los dias me quieran mostrar
Y yo busco me busco…. «
Eso me pasa por tirarme al suelo después de hacer batuka e infravalorar mis defensas. Está claro que mi cuerpo me ha dicho que manda y que descanse.
Así que ayer me permití el lujo de vegetar…. y de que manera! Es curioso, porque entré en una especie de trance, tumbada en la cama 4 horas como un trapito. Hubiera enlazado la super siesta con la noche, pero saqué fuerzas, me espabilé y me hice una cenita viendo unos capitulillos.
Es una lata ponerte mala cuando estás sola; cuando baja todo hasta el ánimo y solo dan ganas de decir «hazme un zumitoooo». Quizá por eso, si me pongo enferma -algo que pasa poco-, suele sucederme en Galicia, donde mi mamá me mima. El cuerpo sabe más de lo que pensamos.
Sigo enclenque, pero ya mejor, con más moral y ganas de seguir con mis planes de la semana. Jalea real, própolis, vitamina C y medicamentos varios ya están de mi lado, apoyándome para volver a mi buena forma habitual.
Hoy saqué fuerza para hacer muchas cosas, aguantar mi jornada laboral y hasta fui al super a 20 min de mi casa: Madonna me hizo más liviano el camino de vuelta…
Después de varios meses de sol solito, llega el otoño con todo su despliegue: la jornada completa, el horario extensivo, la lluvia, la astenia otoñal, los escaparates presumiendo de ropa nueva, los días que se acortan lentamente y las hojas temblando en los árboles.
Mi armario está deseando que tire abajo todas mis cajas de ropa y le libere de cargas, como yo. Quiero afrontar el otoño ligerita, desprenderme de cosas y hacer un mercadillo con mis amigas y conocidas. Quizá lo que yo no me pongo por manías, pero que todavía me gusta, puede ser la prenda favorita de alguien. Tanto guardar, tanto guardar…. pensando en los «por si acaso».
Ahora solo hay presente, y un poquito de futuro para fantasear e ilusionarme. Quiero poder llevar mi vida en unas cuantas maletas, un par de coches quizá, ¿lo conseguiré? Sin duda es uno de mis retos, convertirme en un pequeño caracol… ¡una caracola!
Me gustan las caracolas, representan para mí la voz interna, esa que a veces nos olvidamos de escuchar y siempre está sonando, llamando, cantando.
Y mientras desvarío un rato antes de acostarme, en esta dulce cotidianeidad que comparto… Jorge me canta… y llueve…
Me encanta el nuevo disco de Bebe. Vuelve arrolladora, pasional, sentía, sexual y divertida. Iba a postear otro tema un poco más sentimental pero para dar la bienvenida al fin de semana, creo que este es perfecto y da un buen rollo alucinante (el otro tema tendrá su post en su momento).
He encontrado esta versión en directo en Fnac en la que una Bebe más sexy que nunca lo borda.
Ea! A disfrutar del fin de semana!
«Mis pies, descalzos en el fango chapotean,
Se balancean, mírame bien
Soy una princesa, guerrera, campera
Oceánica, volcánica, eléctrica y mu suavecita
Que cuando quiero soy una gatita, y ronroneo…»
Tras una excelente recomendación de mi amigo V., me he atrevido con este pequeño relato de Cortázar, que junto con la música excelentemente escogida por mi colaborador, ha dado un resultado que me gusta mucho.
A ver qué os parece… 🙂
Me decía una gran mujer la semana pasada: «A veces si la decisión no viene clara a lo mejor es que no es el momento de decidir…»
….y cuánta razón tenía!
Poco a poco. Primero un proceso, luego otro, estableciendo prioridades…
A veces es fascinante observar las manzanas, ignorando cual será la que finalmente muerda. Cadena de intrigas: ¿me gustará? ¿estará ácida? ¿o demasiado pasada? Quizá aún siendo ácida me acaba gustando… O quizá simplemente la disfruto y saboreo hasta su final.
Aun mi vista se pierde en los caminos del horizonte. A veces parece un camino más claro que el otro. Puede estar mi sendero a la vuelta de la esquina o tal vez al bajar una ladera.