Esta semana tenemos un especial Principito con dos podcast que tenía acumulados. Pronto traeré mi favorito que ya tengo grabado y se publicará esta semana.
Por el momento os dejo los capítulos del 16 al 20, por si en estas noches de verano os apetece un cuento… 🙂
Sobrevuelo y aterrizo poco a poco en el mundo real. Todavía tengo unos días para aclimatarme, en los que combinar el trabajo con la excelente compañía y maximizar los momentos de ocio.
Se hace difícil ver que a nadie se le ha ocurrido terminar las tareas que dejaste delegadas, y que algunas cosas, parecen no cambiar. Parece que ha pasado mucho más tiempo que dos semanas, y por esta intensidad, me quedaré con lo mejorcito de este break laboral:
– La compañía, mi gente.
– La semana de calma cotidiana en aguas mediterráneas.
– La sal en escamas en mi piel.
– Los anocheceres. (¿no es un gran plan simplemente ver anochecer? Qué poco lo hacemos…!)
– Los mimos.
– El enfrentamiento de algunos temores.
– 3 días y 2 noches en el paraíso de las Islas Cíes.
– Una agradable cena con una encantadora parejita bastante más joven que yo.
– No tener prisa ni reloj.
– Las ferias de artesanía (incluida la Feria de la Cebolla! Que bonitas son!)
– Dejar a una peregrina en su camino.
– No encontrar apenas tiempo para leer los dos libros que apenas vuelven intactos.
– Nadar en aguas atlánticas congeladas.
– Ir en barco, impregnándome de mar.
– Observar cómo las brumas se extienden y se disipan (en sentido real y metafórico).
– Broncearme y despendolarme.
– Coger piedras marinas energéticas.
– Rico pulpo galego en excelente compañía.
– Un maravilloso desayuno.
– Sentir la comunicación sin palabras.
– Kilómetros y la preciosa Extremadura bajo mis ruedas. Cielos inmensos… Guitarras rasgando…
– Una rica cena italiana el día antes de empezar a trabajar…
Siempre las pequeñas cosas son las que nos hacen grandes.