Hoy os voy a hablar de un descubrimiento que hice recientemente y que, aunque parece muy simple, para mi significó mucho. Cuando se lo comenté a mi hermana me dijo que ella también lo había hecho, es más lo veía como normal, aunque para mi no lo era. Lo he llamado la Experiencia Bola, y es muy simple…
Os voy a decir lo que yo hice. Dado que tengo problemas de espalda, a menudo hago estiramientos de cervicales antes de dormir, sobre todo cuando estoy estresada. Me arrodillo, apoyo la cabeza frente a las rodillas y me desplazo hacia delante rodando sobre la cabeza y estirando así la nuca y la columna. Un dia en que estaba especialmente agobiada sentí el impulso de abrazarme a mí misma, de estar cerca de mi, y me quedé arrodillada, abrazando mis tobillos, con la cabeza apoyada en el suelo frente a las rodillas…. Hecha una bola.
En esa postura estás físicamente lo más cerca posible de tí mismo. Imagino que confluyen muchas energías, son cosas que siento e intuyo y todavia no puedo explicar técnicamente. El caso es que si necesitas llorar, lo haces, y aquel día lloré mucho, me serené, y me calmé. Me sentí una, integrada… Todas las energías, desazones y dilemas, fluían dentro de mi, así lo sentía y ello me hizo conectarme más.
Mi segunda experiencia bola fue este jueves y desde ese día tengo ganas de escribirla, pero por problemas laborales, no he podido. Fue un día de sobrecarga emocional y casi sin darme cuenta me quedé sin energías. Lo fui notando poco a poco, pero a medida que me invadía el cansancio me fui convirtiendo en un autómata con lágrimas en los ojos, caminando entre las personas consumistas que invadían el centro de la ciudad.
Cuando por la noche llegué a mi casa sólo quería hacer una cosa, algo que NECESITABA. Entré en mi cuarto, encendí mi vela de sal y puse música de bosque en otoño, que me aislase de los ruidos externos. Respiré profundamente y me arrodillé, formando una roca en la que me refugié.
Seguí respirando y me sentí increiblemente cerca de mi, algo indescriptible. Me hablé (nos hablamos poco….), me arrullé… Lloré de nuevo y sentí esa energía fluyendo, volviendo a recargar mis baterias.
Tras ser bola por un ratito, me senté e hice una relajación, centrandome en los canales de energía y hasta me atreví a entonar algún mantra. El caso es que tras una media hora, poco tiempo para el total de un día, conseguí «palparme» emocionalmente.
Estamos tan cerca y tan lejos de nosotros mismos que cuando conseguimos sentir nuestra esencia vivimos un momento privilegiado.
Y tú, ¿te haces bola?
PS: Siento que he desnudado una parte de mi… : /